Cinco millones de euros, lo que equivaldría a más de 800 millones de pesetas. Esa es la cantidad en la que Félix Campo, presidente del Cacereño, ha tasado el club verde. Los últimos intentos de compra de la entidad, llevados a cabo por empresarios de Madrid, han desembocado en fracaso precisamente por esta millonaria petición, según ha confirmado EL PERIODICO en distintas fuentes.

El Cacereño sigue sin venderse, pese a que Félix Campo ya no se niegue taxativamente y a pesar de los últimos intentos, que ya no han llegado desde Zafra (el expresidente del Díter, Antonio Martínez Doblas, ha aparcado su idea) ni desde el propio Cáceres, con un grupo de empresarios dispuestos a, al menos, a negociar la operación.

El club estuvo a punto de ser traspasado por una cantidad cercana a los 3 millones al propio Martínez Doblas hace un par de años, pero un desacuerdo final en unas determinadas cláusulas abortaron la venta, algo similar a lo ocurrido dos años antes.

Félix Campo ha llegado a dar el ok a la negociación con otros interesados y él mismo podría haberla propiciado. Y, de hecho, la ha habido en los últimos meses, pero el precio ha terminado por abortar la operación. La gente del entorno del empresario salmantino ha reiterado en los últimos tiempos que, finalmente, éste terminará vendiendo, aunque ésto es, por distintas causas, sigue sin concretarse.

SIN PRESTIGIO Campo, que este año ha vuelto a gastarse menos en la plantilla (alrededor de 90.000 euros), ha valorado tan millonariamente el club por lo que es, hoy por hoy, su principal activo: el bingo. Sin ayudas institucionales ni privadas, los ingresos de la céntrica sala de juego --pese a sus problemas-- sirven para sufragar los gastos del club. "Por lo menos, no pierde, e incluso gana", aseguran sin ambages en su entorno.

El Cacereño tampoco goza de prestigio social. Más bien atraviesa la peor crisis de credibilidad de su historia. Hasta los aficionados le han dado la espalda, ya que sus partidos son de los menos seguidos de Tercera.