Con 50 años recién cumplidos --se inauguró el 2 de octubre de 1966 contra el Valencia (1-1)--, el Vicente Calderón se dispone a despedirse de los derbis contra el Madrid si un posible cruce en la Champions o la Copa del Rey no lo remedia. El estadio rojiblanco acoge este sábado el último partido de Liga entre rojiblancos y madridistas en un ambiente más especial que nunca, mucho más desde luego que el primero que ambos equipos disputaron en el recinto atlético el 16 de abril de 1967.

La rivalidad no era menor que ahora, pero el conjunto blanco tenía ya el campeonato en el bolsillo y, como recuerda Adelardo, antes no había tanta tensión en las gradas. «Ahora animan y calientan el ambiente desde mucho antes de que comience el partido y antes no lo hacían hasta que el marcador era favorable», apunta el histórico jugador rojiblanco, el que más veces ha vestido la camiseta del Atleti (511), autor del tanto del empate a dos definitivo en aquel partido.

CAMBIO RADICAL

Desde entonces, en partidos ligueros el Madrid se ha llevado la victoria del Calderón en 22 ocasiones, ha empatado en17 y solo ha perdido nueve, aunque en las últimas tres temporadas no ha podido ganar ni allí ni en su casa: ha caído cuatro veces y ha empatado dos.

Un cambio radical de panorama que se produjo con la llegada de Simeone al banquillo rojiblanco. Con él y con un gol de Diego Costa el 28 de septiembre de 2013 el Atlético volvió a subirse a la chepa del Madrid con un triunfo, aunque fue en el Bernabéu. Fin a una etapa negra para los rojiblancos, que habían estado nada menos que 14 años sin salir vencedores en un derbi. En el estadio colchonero fue aun peor: 15 años sin ganar en Liga, aunque la racha acabó con la goleada de febrero del 2015 (4-0).

Desde entonces los madridistas no han ganado ni en su estadio ni en el del vecino, lo que lleva a pensar al capitán del Atlético, Gabi, que este derbi de despedida tiene aún mayor relevancia, pese a todo lo que queda por delante. «Es difícil tomar la medida a un equipo como el Madrid, pero competimos con ellos, algo que hace unos años era algo impensable», dice el centrocampista, al que, por supuesto, no deja de sangrarle la herida de la segunda final de la Champions perdida en Milán contra los blancos en el plazo de tres años.

PARTIDO VITAL

«Es un partido muy importante para nosotros. Sobre todo porque venimos de una derrota. No es un partido más también por la distancia a la que estamos de ellos. Estamos a seis puntos y si ganamos estaremos también en la pelea. Es vital para nosotros», dice Gabi.

Paulo Futre no tuvo la suerte de vivir un periodo tan fructífero, aunque tiene muy presente que en los ochenta y los noventa los derbis en el Calderón eran tan calientes como ahora. «Cuando yo jugaba eran una locura. Contra el Barça era más tranquilo. Contra el Madrid estabas concentradísimo y metido como si toda la temporada estuviera en juego», comenta el exjugador portugués, que admite, sin embargo, que la mayor tensión la vivió en el Bernabéu, y siempre con Buyo enfrente.

«Me encantaba jugar allí», afirma Futre, que marcó en el estadio blanco su gol preferido de rojiblanco como, el que dio el triunfo al Atlético en la final de Copa de 1992. Tres años antes, también en el recinto madridista, fue protagonista involuntario de una de las mejores, o peores, actuaciones teatrales de Buyo: «Caímos al suelo y fue dando vueltas por el suelo para darme una patada y simular que la había recibido él. A mí me expulsaron y a él solo le sacaron una amarilla... En el Calderón no se hubiese atrevido. Los hinchas del Atlético nunca se lo perdonaron y yo siempre le tuve muchas ganas».