Lo dijo unas horas antes de jugar contra Serbia y Montenegro. "Ellos son los que tienen que tener miedo". Y parecía una frase hecha. Uno de esos comentarios que se hacen para recargar las baterías de la moral antes de las grandes citas. Pero fue una predicción del extremeño José Manuel Calderón que se cumplió a pie juntillas porque España le dio ayer un repaso de principio a su rival, para colarse entre los ocho mejores del Mundial.

Sin protagonismo

"Hay que estar contentos, porque hoy nos han salido todas las cosas que habíamos planeado. Pero hay detalles que corregir. El partido lo teníamos que haber roto en el segundo o el tercer cuarto. Nos teníamos que haber ido de 20 puntos y no dejarles pensar que nos podían ganar", explicó Calderón sobre el control del partido que ejerció España y que el seleccionador serbio Dragan Sakota no tuvo problemas en reconocer al final. "España ha sido hoy (por ayer) un rival demasiado fuerte para nosotros", admitió.

Buena parte de la culpa del triunfo la tuvo José Manuel Calderón que, a punto de cumplir 25 años, ha conseguido que su figura se agigante en la cancha hasta convertirse en un referente. El base de los Toronto Raptors arrastra al equipo con la misma fuerza que puede hacerlo Pau Gasol, un jugador con el que se entiende solo con la mirada, como con Garbajosa. "No hace falta que anote siempre", explicó ayer que, a veces, le hacen desaparecer a nivel ofensivo. "Yo soy el base y tengo que hacer que los demás se encuentren bien en la cancha, aunque haya días como hoy que tengo que anotar más", explicó. Ayer, igual que ante Alemania, dio toda una demostración de liderazgo con una actuación redonda, que no se recoge solo en sus números.

Calderón le puso el ritmo al partido. Lo moldeó a conveniencia. Y apareció cada vez que el partido lo requería. Es un perfeccionista. Fue él quien rompió el encuentro en el primer cuarto, al ver que la defensa de Avdalovic no conseguía pararle. Así que Calderón se fue a por el partido y con 10 puntos en el primer cuarto, de los 20 que consiguió el equipo, puso a Serbia contra las cuerdas. Después, en el único momento de cierto desasiego de España, al final de segundo cuarto, robó un balón vital que acabó con tres tiros libres y las ventajas se estiraron nuevamente (43-31).

Ayer, nada más concluir el partido ante los balcánicos, y en lugar de celebrar el triunfo, Calderón apareció mentalizado para el nuevo reto. "Frente a Lituania sabemos que nos tocará sufrir. Pero no hay que tener miedo. Nosotros vamos a ir a competir. Y seguro que tenemos nuestras opciones para ganar", concluyó.