Juan Francisco Luis está gafado. Tenía hilvanado un patrocinio y éste, en lugar de llamar a la Concejalía de Deportes, llama a los bomberos. Pensaría que lo que faltaba era un apagafuegos. Puesto que no podía pagar a Iberdrola y no tenía lazarillo que la dirigiera, le regalaron una vela. Pero las velas alumbran poco, mantienen en la oscuridad casi toda la casa y se agotan cuando son más necesarias. Y encima quiere que alguien salga del armario.