El Cacereño sigue sumando. Ayer logró un punto en su partido a domicilio ante el Sevilla B, en un partido en el que cada uno de los equipos fue mejor en un tiempo, justamente en el que lograron sus respectivos goles. El resultado, al final, fue justo y permite a los verdes seguir en el pelotón de cabeza, del que se sigue descolgando el Ecija, que ayer solamente pudo empatar ante el Jaén.

Ismael Díaz sorprendió moviendo piezas en su puzzle, colocando como medio centro a Cordón y llevando a Pedro García al lateral izquierdo, mientras que Enrique cedía la banda a Nico y Cantos iniciaba el choque desde el banquillo. Con los plomos fundidos, el Sevilla B supo sacar provecho de la empanada verde en la primera mitad. Al descanso se fue con 1-0, pero a poco que su puntería hubiese sido mayor habría dejado sentenciado el encuentro.

A los once minutos, Carlos Pérez aprovechó la candidez en el juego áreo del entramado defensivo cacereño (1-0) que pudo repetir minutos más tarde, aunque el balón se fue alto. Con Cobos maniatado por el percherón Bezares, el Cacereño seguía cortocircutado y apenas podía ver la meta sevillista. Además, sin sensación de peligro. Enrique fue el único que llegó a la línea de fondo, aunque su centro se perdió. Fue la única acción extremeño en el primer acto.

SEGUNDA PARTE

Sin embargo, tras la reanudación, el Cacereño demostró ser el equipo que está en la vanguardia de la Segunda B durante toda la liga. Con ambición, rapidez y su clásica presión, pronto devolvió la moneda al filial sevillista. En tres toques, llegó el empate tras una falta botada por Cerveró, que Nacho Garrido peinó, para que Cobos, con habilidad y al primer toque, batiera a Javi Muñoz.

A partir de ahí, el Cacereño fue mejor que el Sevilla y volvió a demostrar su espíritu ofensivo y el orden que le han llevado al lugar que ocupa en la tabla.

Los de Ismael Díaz seguían presionando y provocando los errores en la nerviosa zaga hispalense. Nico, Cerveró y Enrique fabricaron varias internadas que no encontraron rematador por falta de precisión. Por contra, el Sevilla B sólo llegó con peligro una vez ante Félix Campo, pero el remate del ariete Joaquín salió cruzado en inmejorable posición.

En los últimos minutos, con el juego no demasiado fluido, el árbitro se erigió en protagonista, expulsando a Pelegrí y Besares innecesariamente y dejando en el campo al conflictivo Marañón, que debió dejarlo ya en el primer tiempo. El Cacereño, en fin, sigue en la parte noble de la clasificación y sigue aspirando a lograr estar en la liguilla. El sueño continúa para la afición verde.