El Extremadura siempre vuelve. Siempre renace de sus cenizas. Incluso cuando el fuego abrasa. Es un equipo con siete vidas y con una fe infinita, como tantas veces hemos relatado. Un pelotón de valientes y sufridores que cuando tiran de garra y corazón, se vuelven casi indestructibles. Necesitaba el conjunto azulgrana grandes dosis de ese sello tan único y característico que ha venido cultivando con el paso de los años para tratar de resurgir ante un Deportivo que venía herido de gravedad y que pasó por Almendralejo con más nombre que fútbol. Desató el tarro de las esencias el conjunto de Manuel, más práctico que nunca, sabiendo ante todo que lo importante era ganar. Por encima de todas las cosas.

El Extremadura descosió la fina tela deportivista a base de contancia, entrega y raza. Le bastó ser intenso durante 94 minutos para tumbar en la lona a un equipo que arrastra el escudo y la historia por el césped. El Deportivo fue un equipo inoperante y dócil que apenas pudo inquietar a los azulgranas, aunque su endeblez tampoco desmerece el buen encuentro de los de Manuel.

Revolución/ Después de cinco partidos sin ganar, necesitaba Manuel Mosquera inventar algo para cambiar el rumbo de su barco. No es propio de Manuel hacer revoluciones, pero al gallego tampoco le tiembla el brazo para cambiar sus propias ideas.

En cuestión de piezas, la revolución no fue muy profunda. Entraron al once Rueda y Pinchi, cada uno con un papel distinto, pero lo más llamativo fue el cambio de sistema empleado por el Extremadura, algo que parecía sagrado en la librera de Manuel. Los azulgranas jugaron con tres centrales, dos carrileros largos, dos medios centros puros y tres centinelas revoloteando por la delantera: Pinchi, Kike Márquez y Nono, tres pesadillas para el Depor. Sin referencia en punta y con la gran premisa de ahogar al Deportivo de la Coruña en todo el campo.

El inicio del partido esbozó lo que sería el choque. El Extremadura salió desmelenado a buscar la portería contraria y el Depor, atenazado por su profunda crisis de resultados, dudó en todas las parcelas del campo.

Así, en la primera clara del partido se construyó el primer gol. Roba el Extremadura gracias a su presión alta y monta una contra en campo contrario con balón escorado para Pinchi. Pedía la bola en carrera Kike Márquez sólo para encarar a puerta, pero Pinchi se la jugó en solitario, se zafó de su par, apuró línea de fondo y sacó un centro celestial que Ale Díez, un cañón ayer por la banda, ejecutó de cabeza teledirigiendo el remate a la red. Un gol que cambiaba el decorado del partido y trazaba un encuentro con viento a favor del Extremadura.

Pero la cosa no quedó ahí. El Depor, que fracasaba estrepitosamente en cada ataque en estático, caía en la trampa que le tenía preparada el Extremadura una y otra vez. Robo en presión alta y contra en campo contrario. En una de esas, Ale Díez puso un centro raso que Pinchi no conectó en área pequeña por poco.

Asomaba el Depor de manera timorata con un disparo lejano de Aketxe y otro de Borja Valle, aunque ayer fue más que difícil sorprender a un muy seguro Casto Espinosa.

En otra contra azulgrana, Kike Márquez condujo una bola de manera vertiginosa por la vertical y en el carril del diez se sacó un zurriagazo tremendo que se marchó por encima del larguero.

Estocada/ Fue una primera parte completísima de un Extremadura que, desde el primer minuto, se dio cuenta de los temblores de un Deportivo aterrorizado por su situación.

Zarandeaba tanto el árbol el Extremadura que la segunda manzana cayó pasada la media hora de juego. Nadie se acordará de cómo se inició la misma, pero el temple de Nono para saber leer el pase que habilitaba a la contra de Pinchi fue un detalle superlativo. El coruñés recogió la bola y decidió cambiar de ala a la llegada de Caballo. El control no fue del todo bueno, pero el lateral amagó el disparo y puso la pelota al corazón del área pequeña. Allí, una locomotora llegó de Montevideo para tocar sutilmente de espuela y marcar un golazo de manual. Gio Zarfino, el hombre de los goles importantes, volvió a aparecer en el momento que más lo necesitaba su equipo. Su gol encendió al Francisco de la Hera, liberado de tantas tensiones y decepciones acumuladas.

Todavía pudo hacer un roto mayor el Extremadura en la primera parte, pero Nono no supo cocinar bien un tres para dos en el descuento del primer acto.

Control total/ En la segunda parte, el equipo histórico parecía el Extremadura y el novato el Depor, especialmente por la forma de gestionar el encuentro. Los azulgranas supieron maniobrar el partido a su antojo en todo momento, sobre todo gracias a una lección enciclopédica de David Rocha sobre cómo jugar posicionalmente un partido. Absolutamente brillante. El mejor del partido.

Pese al control azulgrana, el Depor tiró de orgullo y se sacó varios coletazos que demostraban que tenía vida. Primero con un disparo desde las antípodas de Borja Valle que obligó a una excepcional parada de Casto. Y, más tarde, con un revuelo dentro del área que cazó Christian y que provocó que Casto volara en una parada alucinante para todos. Le sirvió al arquero extremeño esas paradas para reconciliarse con su público.

El partido fue muriendo lentamente por el buen control del Extremadura. Manuel esperó para los cambios y los azulgranas renunciaron a arriesgar más en ataque porque tenían claro que lo importante era ganar. Había que hacerlo. De la manera que fuera. Y demostrar que el Extremadura, siempre vuelve. Con esa fe infinita que le distingue.

Extremadura 2- 0 Deportivo

Goles: 1-0 Ale Díez, min.5; 2-0 Zarfino, min, 32.

Árbitro: Trujillo Suárez (Canarias). Amonestó a los locales Kike Márquez, Granero y Pinchi; y a los visitantes Peru y Longo.

Estadio: Francisco de la Hera. 7.000 espectadores.

Extremadura: Casto; Ale Díez, Pardo, Granero, Caballo, Zarfino (Willy, minuto 89), David Rocha, Rueda, Pinchi (Mujica, minuto 80), Kike Márquez (Sergio Gil, minuto 85) y Nono.

Deportivo: Dani Giménez; Somma, Peru, Borja Valle, Vicente (Beto, minuto 78), Aketxe (Christian Santos, minuto 60), Mollejo (Longo, minuto 46), Kone, Salva, Bóveda, Mujaid.