No presumen. No es algo que vaya con su talante. Pero, desde luego, ahora mismo son la envidia de Europa. De hecho, lo son desde hace tiempo. Casi una década. De la Europa baloncestística. Por el juego que desplegaron ayer en el Kaunas Arena, por su brillantez, por su descomunal exhibición ofensiva en una final que quedará grabada en la retina de los aficionados y en la que Juan Carlos Navarro se convirtió en el protagonista con sus 27 puntos y su título de MVP.

España tocó ayer el cielo con su aplastante victoria frente a Francia y revalidó el título europeo, que lo sitúa a la altura de los mejores equipos de la historia. Hacía 30 años, que un equipo no repetía victoria en el Europeo. Esa es una gesta que solo consiguieron Lituania, en los años 30, la extinta Unión Soviética y la también desaparecida Yugoslavia, la última que lo consiguió con sus triunfos en 1995, en Atenas, y en 1997, en Barcelona.

Los nombres de aquel equipo yugoslavo son legendarios: Djordjevic, Danilovic, Divac, Savic, Paspalj... Pues a esa altura se ha colocado la selección de Scariolo con un triunfo que supone otra muesca en una década repleta de conquistas.

CARIÑO HACIA REYES

No fue solo un triunfo deportivo, con ser brillante y tener hechuras de gesta. Ayer más que nunca se demostró la grandeza de esta generación de jugadores irrepetibles que tuvo su primer recuerdo a la hora de celebrar el título para Felipe Reyes, el jugador del Real Madrid que perdió a su padre hace un mes, cuando estaba en la concentración de la selección, preparando este torneo, y con quien se han volcado todos sus compañeros desde el primer día.

Todo se desarrolló de forma coreografiada. A falta de un minuto, Reyes entró en la cancha para sustituir a Pau Gasol entre la aclamación de sus compañeros. Y a la hora de recoger el trofeo de campeón, no fue el capitán Juan Carlos Navarro el que bajó del podio para alzarlo, sino el propio Reyes en presencia del príncipe Felipe.

"Desde el primer día se han volcado conmigo, y es un gesto muy bonito el que han tenido", admitió el pívot madridista. "Está siendo muy duro, porque mi padre era un asiduo de estos torneos y se me hace difícil, pero lo tengo muy presente", añadió Reyes, a quien la selección ha dedicado una canción que repetía antes de jugar como un mantra.

Esa dedicatoria también se extendió hacia Víctor Claver, el jugador del Valencia, cuyo padre también falleció hace cuatro meses, lo que según el extremeño José Manuel Calderón ha hecho muy especial este campeonato. "Para nosotros han sido circunstancias muy especiales y eso ha unido aún más al grupo", admitió.

ALTRUISMO Y DISCIPLINA

Más que los aspectos deportivos, fueron esos detalles humanos que tuvieron los jugadores de la selección en los que también hizo hincapié el seleccionador Sergio Scariolo para valorar una conquista continental ("lo que hemos conseguido es grandioso, creo que solo hay dos equipos que lo hayan hecho") que el equipo celebró con locura, derramando el cava en el vestuario.

"Al margen del talento", quiso destacar Scariolo, "este equipo ha demostrado disciplina, altruismo, espíritu de sacrificio. Ha puesto sobre la cancha todos los valores del deporte y para mí es un orgullo haberlos entrenado", explicó.

El seleccionador aseguró que la base del título que se consiguió ayer en Kaunas empezó a cimentarse en la derrota en los cuartos de final del Mundial de Turquía hace ya un año. "No hubo ni una sola mala palabra, ni un mal gesto después de aquella derrota y eso hizo al equipo más fuerte", apuntó Scariolo.

Felices aparecieron también ayer Pau Gasol, disfrutando de una nueva conquista en su carrera y, sobre todo, el pívot nacionalizado Serge Ibaka, que ayer celebró su 22 cumpleaños y había soñado con la medalla de oro de regalo.

"Ya no es un sueño, ahora los siento como si fuera yo el portagonista de la película. Es el regalo más bonito que podía tener", admitió Ibaka, que contó con el respaldo anímico de sus familiares en la grada. "Lo que hemos vivido es una experiencia única, este es un grupo de élite para sentirse orgulloso y lo que hemos logrado me hace super feliz", resumió Pau Gasol, el referente del equipo, que disfrutó más del título de jugador más valioso (MVP) para su amigo Juan Carlos Navarro que si hubiera sido para él. "Se lo merece. Ha jugado a un grandísimo nivel", destacó, poniendo de relieve el espíritu que ha hecho grande a esta selección.