ESPAÑA 1: Iker Casillas; Puyol, Helguera, Marchena, Raúl Bravo; Etxeberría (Joaquín, min.46), Albelda, Baraja, Vicente; Raúl (Fernando Torres, min. 80) y Morientes (Valerón, min. 65).

GRECIA 1: Nikopolidis; Seitaridis, Kapsis, Dellas Katsouranis, Fyssas (Venetidis, min. 86); Giannakopulos (Nikolaidis, min.48), Zagorakis, Karagounois (Tsartas, min.53); Vryzas, y Charisteas.

GOLES: 0-1. Min. 28. Morientes. 1-1. Min. 66. Charisteas.

ARBITRO: Lubos Michel (Eslovaquia). Mostró cartulina amarilla a Katsouranis, Giannakopulos, Karagounis, Zagorakis, Vryzas, de Grecia y a Marchena, Helguera, de España.

España brilló en juego, en ideas, en fútbol, pero se fue de forma increíble de Oporto sin poder ganar a Grecia, un equipo rácano, que se ha convertido en una auténtica pesadilla para España. Le faltó definición al equipo de Iñaki Sáez, que está claro no cuenta con la misma dosis de fortuna que Francia, por ejemplo, en las grandes citas.

España se armó de paciencia. Jugó de forma correcta. Manejó todos los parámetros con orden. Sáez dosificó los cambios bien, pero hoy ni Valerón ni Fernando Torres resultaron decisivos. Y fue una pena para España pues en la grada vivió posiblemente la atmósfera a favor más bulliciosa de la historia de sus Eurocopas.

Sáez rompió los esquemas al personal. A la prensa y al rival. Mantuvo su once tipo. Durante cuatro días tuvo distraído al entorno de la selección. Y al final acertó. No era plan señalar con el dedo a Morientes y a Baraja y dar entrada a Xabi Alonso y a Torres a las primeras de cambio.

EMPUJE ESPAÑOL Los de Sáez volvieron a llevar el mando. Es un síntoma de equipo valiente que mira siempre hacia adelante. Grecia expuso lo que se preveía. Mucha prudencia, es una selección muy táctica, que juega con cinco defensas, con tres centrales, uno de ellos por delante --Katsouranis-- para ocuparse de Raúl entre líneas.

La selección de Sáez abrió a los costados o mejor dicho a uno de ellos más que a otro. Vicente se dio una paliza descomunal. Con un calor agobiante, Vicente trazó diagonales, siempre amasó los balones de Raúl al hueco y su presencia crece cada semana. Hoy le tocó un lateral superior al de Rusia para desbordar. Georgios Seitaridis, recién fichado por el Oporto. A Vicente la va la marcha y sólo le queda dar la cara en un uno contra uno ante Thuram si llega un envite ante Francia.

Sin agonía, España manejó bien el partido. 28 minutos tardó en batir a Nikopolidis. Demasiado para los méritos de España. El gol fue hermoso. Una acción de libro de Raúl dentro del área, un taconazo ´marca de la casa´, que resolvió Fernando Morientes de forma espectacular como un auténtico matador.

No se puso nunca nerviosa la selección española. Dominó con autoridad, con Albelda rebañando los rechaces atrás y atento a las llegadas de Karagounis, que ante Portugal sorprendió con un disparo lejano. Con Helguera autoritario, sólo bajó España el pistón por desgaste físico en el último tramo del primer tiempo. Lógico, con el calor sofocante. El desgaste fue enorme. Lo único negativo fue la tarjeta que vio Marchena, que le deja sin jugar ante Portugal.

Tras el descanso, Joaquín suplió a Etxeberría. Y Grecia tuvo que cambiar el manual. Habituado a vivir del fallo, tuvo que poner fútbol en el campo. Otto Rehhagel no tuvo más remedio que sacar a Tsartas, desaparecido en combate hasta ayer. Tsartas, con su toque en córners, ya aportó más peligro que el resto en todo el partido.

AGUERRIDOS Grecia quiso remontar a base de casta. Con su capitán Zagorakis al frente y con Nikolaidis enredando. Es este futbolista un tipo peculiar. Se le nota que muerde, que vive el fútbol de verdad. Es el capitán e intentó tirar del resto.

Sáez siguió su libreto. Sacó a Valerón, esta vez en el minuto 65. Pero en esta ocasión no marcó de inmediato. Fue al revés. Con Valerón en el campo, fue pisar el césped el canario y encajar el empate España gracias a un balón que aprovechó Charisteas en un despiste de los jugadores españoles.

España se llevó un castigo que nunca mereció. No bajó los brazos el equipo. Y eso que fue un palo anímico injusto el que sufrió. Joaquín fue el encargado de liberar a Vicente en la transición. El bético asumió el protagonismo y Vicente pudo respirar.

Joaquín buscó la verticalidad de forma encomiable. No sólo se echó a su costado, sino que encaró puerta con valentía pero sin suerte. Sáez apeló a toda su artillería. Salió Fernando Torres, fresco y suplió a Raúl, fatigado por el desgaste.

Grecia se encerró atrás. El partido fue un frontón. Valerón no pudo repetir su hazaña del debut. No estuvo fino. Y ni Vicente ni tampoco Fernando Torres pudieron arreglarlo. Le faltó pausa y precisión a la selección de Sáez, que nunca mereció este resultado negativo que le obliga ahora a jugarse el todo por el todo frente a Portugal en Lisboa.