Pocos deportistas conozco con el irreductible espíritu luchador de Ismael Cerro Sánchez (Isma Cerro, Cáceres 7 de julio de 1995). Por eso, antes de cualquier otra consideración, apuesto por su triunfo. Nadie más que él lo merece. Al menos, subrayo, que hayan conocido mis 30 años de ejercicio profesional.

A este futbolista, que brilló en el Diocesano juvenil al lado, entre otros, de Burgui y Teto, le ha perseguido un infortunio que en muchos casos hubiera supuesto arrojar la toalla. Este chico, firmado en su día por el Real Madrid y que ha llegado a Cáceres como capitán de su equipo juvenil blanco para hacer el gol del triunfo a su exclub, ha vivido perseguido por lesiones de rodilla en tres ocasiones casi consecutivas. Lesiones no cualquieras, sino roturas, que han hecho que cada recuperación se haya prolongado durante un año, con todo lo que ello supone.

Veo este fin de semana que Isma, ahora en el Sporting tras su paso por el Racing de Santander, ha vuelto. En la pasada temporada debutó en un derbi ante el Oviedo y cayó lastimado justo iniciado el partido. Inasequible al desaliento, el futbolista cacereño ha peleado hasta retornar.

Le conocí de un par de entrevistas y no tengo ninguna vinculación más allá de la más absoluta admiración. Hace 6-7 años que no le veo, pero no me hace falta hacerlo para ponerme a sus pies y reconocer su ingente esfuerzo. Este deportista ha contado, día a día, cómo iba su recuperación con grabaciones que recomiendo ver a cualquiera y que son la viva imagen de la superación. Aquí añado un enlace del ‘Partido de Isma Cerro’, una lección de vida ante la que hay que rendirse.

Con ello solo pido que Isma tenga, por fin, una pizca de suerte. ¿Saben? Como futbolista también es un crack.