Tras la tercera derrota seguida de su equipo hizo examen de conciencia y pensó que él podía ser el problema. Decidió dejar paso a nuevas ideas y presentó su dimisión como entrenador del Puebla. Ayer seguía colgado al teléfono sufriendo con el resultado de sus ´guerreras´ en Barcelona pero seguro de haber elegido la mejor opción.

--¿A qué se debe su decisión?

--Pues a una profunda reflexión y al resultado de la misma. Creo que es el momento de dejar el Puebla porque el equipo está prácticamente metido en el corte de la Copa de la Reina y, por tanto, lo suficientemente lejos del descenso como para tener problemas. Venía madurando la decisión desde hace dos o tres semanas y la he llevado a la práctica finalmente.

--¿Y qué venía madurando?

--La idoneidad de seguir al frente del equipo, lo que podía aportar y lo que podía restarle siguiendo ahí. Si no puedo transmitir ilusión, tengo que ser honesto y marcharme a mi casa. Dejar el camino libre a alguien que pueda dedicarse al cien por cien a esto y aportar ideas nuevas que redunden en beneficio del mismo. La auténtica realidad es que no estoy seguro de que en el momento actual yo esté en situación de sacar estos adelante y me tengo que ir.

--¿En que basa esa situación?

--En que yo también tengo mis problemas personales, sobre todo laborales, y a este equipo hay que dedicarle todo el tiempo, toda la ilusión, poner los cinco sentidos. Es lo que se merece.

--¿Qué deja en Puebla?

--Muchas cosas, y la mayoría muy entrañables, muy agradables. Dejo un montón de amigos y amigas, imborrables recuerdos, momentos especiales y espectaculares... Muchas cosas agradables que no voy a olvidar.

--¿Y qué les dice a todos?

--Pues a la junta directiva, que sigan trabajando como lo están haciendo, que tiene mucho mérito su labor a pesar de contar cada vez con menos ayudas. Que agradezco su confianza, que la he sentido muy cerca incluso ahora, en estos momentos tan complicados, y que nunca lo voy a olvidar. A las chicas, que agradezco su esfuerzo, su trabajo diario, su entrega. No es fácil viajar desde Badajoz, desde Cáceres, entrenarse de noche, viajar doce horas en un autobús... Pero son unas campeonas, son las mejores y estoy convencido que todavía nos van a dar muchas alegrías a pesar de la lucha desigual con equipos de primera línea y sus infraestructuras. Y a la afición, que sigan apoyando como apoyan una causa que merece y mucho la pena aunque algunos, desde fuera, presten cada vez menos respaldo incluso institucional. Pero me siento orgulloso de haber pertenecido a esa familia.