Albert Park, el precioso y popular circuito semiurbano australiano, levanta el telón de un escenario rojo y plata. La lógica, los números, la estadística, las telemetrías y los tests de invierno determinan que Fernando Alonso no dispone de ninguna posibilidad de luchar por el título. Pero nadie se atreve a descartar categóricamente al campeón del 2005 y 2006 y al vencedor moral del 2007. La corona parece cosa de Ferrari y McLaren, y el podio, una apasionante lucha entre BMW, Renault, Williams y Red Bull. Así se presenta el Mundial de F-1, que empieza el domingo (06.00 hora española, Tele-5) en Australia.

PODIO TALISMAN Dos nuevos circuitos urbanos, una carrera nocturna, tres pilotos debutantes e interesantes cambios en el reglamento aderezan un campeonato marcado por la pasión desencadenada en el 2007, con el final más apretado de los últimos 21 años, un desenlace tan emocionante como intuido. Kimi Raikkonen, Fernando Alonso y Lewis Hamilton dirimieron la corona en Brasil, justo los tres inquilinos del podio en la primera carrera de la temporada en Melbourne. La foto de la ceremonia de Albert Park ha resultado siempre determinante. Desde que Australia es la prueba inaugural de la temporada (1996), todos los vencedores en Melbourne han sido, casi siempre, campeones del mundo ese año. ¿Casualidad Tal vez eficacia en cada uno de los inviernos.

Y todo indica que el podio del próximo domingo en Albert Park será cosa de Ferrari y McLaren, los dos mejores coches y cuatro pilotos cuajados de ambición. Kimi Raikkonen defenderá el título frente a su enrabietado compañero Felipe Massa y ante Lewis Hamilton, a quien se lo arrebató en el último instante del 2007. Heikki Kovalainen parte con mucha menos presión.

"Queremos ganar y defender los dos títulos", mantiene Raikkonen. "McLaren será de nuevo, sin duda, nuestro más duro rival". "Aspiro al título porque tenemos el mejor coche", proclama Felipe Massa. Y Hamilton replica. "Con los medios que tenemos, yo dudo mucho de que Kimi vaya a arrasar. Me parece que la pugna será aún más reñida, tenemos coches similares".

Ninguno de los cuatro da un duro por Alonso. "El año pasado Renault estaba lejos y eso no se soluciona en tres meses", argumentan todos sobre el coche del bicampeón. También Alonso se ve fuera: "No estamos para luchar por nada importante", admite. No hay una evolución de motores para progresar --la tecnología está congelada por el reglamento-- y tampoco un fabricante de neumáticos que pueda corregir los fallos del coche como hizo Michelin en el 2005 y 2006. Con un motor casi precintado, un mismo neumático para todos y una centralita electrónica única, apenas hay chisteras de las que sacar conejos. Alonso se ve "séptimo" en la parrilla de Albert Park y eso es tanto como decir adiós a pelear por el título.

CAMBIO DE CHIP ¿Un mal año? No, distinto. El Renault tiene mejor ritmo de carrera que capacidad para la crono y cuenta con una buena solución para evitar que las ruedas patinen en la salida, así que las remontadas y los adelantamientos marcarán la temporada de Alonso: menos triunfos pero más espectáculo. Sin el lastre de una calculadora de puntos, se verá al Alonso más agresivo en la pista. Y necesitará de todo su carácter para poder batir no ya a los BMW, sino a los Williams o los Red Bull.

"El tiempo más rápido no lo da el piloto, sino los ingenieros, los técnicos, los diseñadores, pero Fernando es el único que puede marcar la diferencia", asegura Robert Kubica. La gran novedad técnica del 2008 es la prohibición del control electrónico de tracción y frenada.

Cuando los neumáticos se degraden, en el instante en el que los pilotos aprieten al máximo en la lucha por una posición o antes de una parada en boxes, se verán muchos más errores. Y por ahí puede encontrar Alonso otra forma de remontar. "Un podio en Australia sería un sueño".

Y cuanto más caos llegue, mejor. Así que el bicampeón asturiano le vendrá bien la carrera urbana de Valencia o la otra gran novedad, un gran premio nocturno en Singapur. Y, si puede ser, que llueva.