CACERES: Devon Van Oostrum (15), Braydon Hobbs (12), Pedro Robles (2), Olu Ashaolu (25), Josh Duinker (6) --cinco inicial-- Antonio Peña (5), Roberto Morentin (10), Alex López (3), Richard Nguema (3), Miguel Lorenzo (2).

PALENCIA: Enric Garrido (13), Carles Bravo (11), Alfredo Ott (0), Cris Morterallo (9), Urko Otegui (12) --cinco inicial-- Xavi Forcada (7), Francis Koffi (0), Iván Martínez (4), Roger Fornas (8), Janis Porzingis (8).

MARCADOR POR CUARTOS: 26-20, 48-37 (descanso), 68-51 y 83-72 (final).

ARBITROS: Pagan y Palomo. Sin eliminados por faltas.

En contraste con sus cansinas derrotas fuera de casa, el Multiusos sigue siendo el reverso luminoso del Cáceres, que ayer derrotó a uno de los grandes de la LEB Oro, el Palencia, por 83-72. Fue un partido muy solvente de los chicos de Carlos Frade en sus tres cuartas partes, complicándoselo a lo tonto al final, marca de la casa también. Sin embargo, volvieron a deparar muy buenos minutos de baloncesto, conectando una vez más con una hinchada que valora el esfuerzo de un vestuario humilde e identificado con los valores que intenta transmitir su entrenador.

El equipo local mostró una inusitada eficacia ofensiva durante el primer cuarto, con un Olu Ashalou especialmente dominador de la pintura palentina. 11 de los 17 primeros puntos llevaron su firma, siempre con su característica valentía y exuberancia física. Pero fue sin él cuando el Cáceres consiguió la iniciativa (26-20, min. 10).

Después llegó un lapso sinfónico . Devon Van Oostrum, tímido hasta entonces, cogió la batuta y se puso a generar juego y a culminarlo, todo mezclado. A falta de cuatro minutos para el descanso, el encuentro pareció cerca de finiquitarse (44-26). Era mucho decir: el Palencia tiene una plantilla potente y consiguió minimizar los daños en el intermedio (48-37). No brillaban en sus filas los ex Xavi Forcada, quizás algo superado por la emotividad y fuera de forma tras sufrir paperas, y Roger Fornas, con poco tiempo en pista.

La brutalidad de Ashalou y un triplito de Morentin volvieron a poner tierra de por medio tras el paso por los vestuarios (57-39, min. 24). Parecía que había pasado lo peor y que el temido bajón del tercer cuarto esta vez no se iba a producir. El Palencia, a base de triples --qué pocos balones le llegaron a un dominador como Urko Otegui--, hizo algún amago de volver a meterse en el partido, pero al Cáceres le sobraba la fe que le falta fuera de casa y además seguía asistiendo a la interesante progresión de Braydon Hobbs. Tras superarse en alguna ocasión los 20 de diferencia, el choque entró en el último cuarto con un 68-51 que resultaba clarificador... en teoría.

En teoría. El Cáceres metió solo tres puntos en los seis siguientes minutos y encajó varias canastas fáciles, en transición, lo que permitió al Palencia albergar muchas esperanzas de nuevo (71-67, min. 36). No era el día de Richard Nguema ni de Josh Duinker, definitivamente, y lo que antes era una fiesta se convirtió en una sucesión de murmullos desde la grada.

Hobbs surgió desde 6,75 para poner una calma que seguía sin sobrar. A Carles Bravo se le salió un triple con 74-70 y minuto y medio para el final que hubiese hecho que el pánico cundiese definitivamente. Duinker se enmendó con un mate y Nguema casi lo mismo con un triple final que aseguró el average , aunque parece difícil que Cáceres y Palencia acaben igualados al final de la liga regular.