Se llama Mahmoud Ahmed Salem Ali y nació hace 16 años en El Sáhara. Desde muy pequeño, cada verano su ilusión ha sido viajar desde su modesta casa hasta la más cómoda de Casar de Cáceres. Ahora que ha logrado un permiso para pasar todo el año en Extremadura, es feliz, reconoce, pero le falta algo: poder federarse y jugar cada fin de semana con el equipo con el que entrena.

«Su familia de acogida nos comentó que era un apasionado del fútbol y que le encantaría pertenecer a un equipo, ya que allí en su país no tienen esa posibilidad», cuenta Víctor Colo, entrenador de la Escuela Deportiva Casareña. Colo, también jugador de Tercera en el Diocesano, lamenta que Mahmoud no puede aún lograr su objetivo. «La escuela puso todo de su parte para que así fuera, ya que el principal objetivo de todo esto era la integración social de este chico en nuestra localidad. La negativa a todo esto no la dio la federación al darnos a conocer que no podíamos federar al chico», informa.

La propia federación extremeña así lo confirma a este diario. «Es complicadísimo, sobre todo para menores. Lo tiene que autorizar la FIFA después de muchos trámites y papeleos», aseguran fuentes de la territorial extremeña. «Nosotros hacemos todo lo que podemos, pero hay muchas dificultades. En mayores de edad en algunos casos podemos dar una licencia provisional, pero en este caso no. La situación es más complicada que en temporadas pasadas debido a la protección del menor que ejerce FIFA», dice el portavoz autorizado, que puso los ejemplos de los casos que todo el mundo conoce con las sanciones a clubs importantes como el Real Madrid, Barcelona o Atlético de Madrid.

«Las federaciones autonómicas no tenemos ahora la potestad de realizar ese tipo de licencias sin autorización de la española y de la propia FIFA», añaden las fuentes, con lo cual los trámites se alargan en exceso. «Entendemos muy bien esta situación y otras que nos han planteado desde otros sitios de la región, pero nos debemos a la reglamentación actual». En este sentido, las sanciones son altas, tanto para los clubs como para las autonómicas, pudiendo llegar incluso hasta los 100.000 euros.

«Lamentamos que no pueda hacer lo que le gusta rodeado de sus nuevos amigos. Esta temporada entrena cada día de la semana con sus compañeros, pero lo más bonito, la competición, se le sigue negando cada fin de semana», incide Colo. Al menos, la escuela intenta que se sienta uno más. «Por ello organizamos continuos partido sy torneos amistosos, donde este chico sí puede participar y ayudar así a que no se sienta marginado o discriminado», dice el entrenador.

Alabanzas del club

«Es un jugador constante, sacrificado y respetuoso», afirma su técnico en torno halagatorio. «Es uno más de nosotros y solo la burocracia está impidiendo que disfrute de la misma pasión que el resto. Deportivamente hablamos de un jugador físicamente débil, pero con un talento individual brutal, y una capacidad de aprendizaje enorme lo que, sumado a su interés y amor por este deporte, le hacen ser un un gran deportista y, sobre todo, una gran persona».

«De él oímos día tras día que ójala pudieran tener allí todo lo que tenemos aquí, que no valoramos lo que tenemos lo suficiente, y que no entiende la razón por la que se le niega la posibilidad de hacer lo que le gusta con sus amigos si él lo único que quiere es disfrutar de algo que, por desgracia allí en su país, no han tenido nunca», abunda Colo.

La escuela deportiva Casareña, de carácter municipal, fue fundada en el año 2015 y oferta fútbol, baloncesto, atletismo y voleibol, ésta nueva en esta temporada. En total, 250 deportistas, entre ellos Mahmud. Alrededor de cualquier detalle, 17 monitores, de los cuales el 75 por ciento cuenta con titulación académica y otro 25 son colaboradores. «Queremos ofertar a los niños y niñas de Casar una enseñanza deportiva de calidad, impartida por profesionales del sector, garantizando así un buen desarrollo integral de los participantes», proclaman. Y entre ellos, Mahmoud, que seguro que hoy sueña con goles... que consten en acta.