Zaragoza: César; Diogo, Sergio Fernández, Ayala, Juanfran; Sergio García, Luccin, Celades (Zapater, min.60), Gabi (Oscar, min.71); Diego Milito y Oliveira (Paredes, min.80).

Athlétic de Bilbao: Armando; Iraola, Aitor Ocio, Amorebieta, Koikili; Iñaki Muñoz (Susaeta, min.71), Javi Martínez; David López, Yeste, Garmendia (Aitor Ramos, min.60); y Adúriz (Llorente, min.46).

Goles: 1-0. min.28. Oliveira.

Arbitro: Muñiz Fernández, asturiano. Expulsó por doble amonestación al visitante Aitor Ocio (min.93). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Diogo y Sergio García y a los visitantes Amorebieta, Adúriz, Koikili y Susaeta.

Incidencias: 28.000 espectadores.

El Real Zaragoza, en el debut de Javier Irureta en La Romareda, se impuso por 1-0 en un partido clave contra un rival directo en la lucha por alejarse de los puestos de descenso, lo que le supone poder respirar algo más tranquilo y hacer bueno el empate de la pasada jornada contra el Rácing.

En un encuentro con poco lucimiento el conjunto maño fue el único que puso gotas de calidad y acabó imponiéndose gracias a su tridente mágico formado por Diego Milito, Ricardo Oliveira y Sergio García, que fueron lo mejor del encuentro ante un Athlétic que tras el descanso empujó con juego directo y con mucha fuerza pero al que le faltó capacidad de remate.

Un fornido Athlétic, con 10 jugadores por encima del 1,80 metros de estatura, preparó de inicio una tupida tela de araña para intentar frenar el juego de ataque local, que caía una y otra vez en la pegadiza maraña que suponía la fuerte presión de su oponente, sin poder superarla.

El juego, pues, era un cambio de la posesión del balón cada pocos segundos y un nulo espectáculo que se atenía al dicho de que dos no juegan si uno no quiere.

En la única ocasión clara de peligro que se produjo en los primeros 45 minutos, en el 28, el conjunto de Javier Irueta inauguró el marcador gracias a un fulgurante contragolpe que acabó con un centro medido de Diego Milito sobre Oliveira, que no tuvo más que empujarla a placer. Fue la jugada determinante, ya que en el segundo tiempo no hubo goles y apenas fútbol.