No se pueden imaginar lo divertido que está esto, aunque sea para informar de algo tan patético como que la LEB se pueda esfumar de Cáceres por un quítame allá esos 20 kilos. Lo que cuesta un piso en La Mejostilla, vamos. Mientras que en Plasencia tienen preocupaciones tan banales como la renovación de Mario García, en la pomposa y vacía capital de la provincia todos se esfuerzan por no quedar como los malos de una pésima película. Las familias del basket local se resitúan en una estúpida partida de ajedrez, pero ninguna da con la solución. Lo peor es que al final, si hay venta, no le importará a casi nadie. ¿O sí?

*Periodista.