No debe ser fácil coger la maleta con 49 años e irse a entrenar por primera vez en toda su vida fuera de Extremadura, pero Jesús Porras lo ha hecho y bien contento que parece de la decisión. El técnico, vinculado tradicionalmente a los equipos de su ciudad, el Plasencia y el Adepla, está ahora en la Escuela de Baloncesto Felipe Antón, en la isla de La Palma.

«Ya estuve en verano en algunos campus aquí en Canarias. Conozco a un agente, David Vargas, que me ofreció la posibilidad de quedarme. Me gusta mucho el baloncesto de base y sentía la curiosidad de ver cómo lo hacen aquí. Dejas muchas cosas atrás: la familia, los amigos… Siempre se han portado bien conmigo en Plasencia, pero he tenido la suerte de venir a una tierra muy acogedora», explica con entusiasmo. «Llevaba mucho tiempo entrenando en la Liga EBA y te requieren unos resultados. Hay mucha tensión. Volví a mis orígenes», recalca.

Tradición y organización

Porras está impresionado con la «tradición» y «organización» que está observando en su nuevo destino. «Por muy pequeño que sea el pueblo, siempre hay equipos de baloncesto. Hay una afición espectacular. Existen muchas ligas y juegan gran cantidad de partidos durante todo el año», explica. Él lleva varios equipos, entre ellos un sub-22 senior que es donde desembocan los jóvenes que están todavía en formación.

«Siempre había estado en Extremadura entrenando y para mí era importante por conocer la dinámica que tienen, sobre todo con los jugadores africanos», comenta. En su club hay varios jóvenes de ese continente y él subraya que es un mito falso que no tengan la edad que aparecen en sus papeles. «Ya no vienen directamente desde África, sino que ya han estado allí en academias, trabajando con gente europea. Es todo legal. Vienen con un sentimiento de inferioridad y les cuesta mucho entrar en las normas, pero luego son cariñosos y buena gente», sostiene. Entonces, ¿por qué casi ninguno de los que arrasa en categorías inferiores luego llega lejos en profesionales? «El físico es muy determinante en la base y cuando dan el salto ya no lo es tanto. Son chicos a los que se les trabaja muy rápido. A la larga, no están lo suficientemente formados para jugar como hombres», responde.

No pierde ojo respecto a Extremadura. Lamenta no haber podido entrenar al Plasencia en LEB Plata («nos pasa muchas veces en la región: somos ‘caínes’ entre nosotros mismos. Con el tiempo iremos cambiando, o eso espero»), pero desea fervientemente su salvación, así como la del Cáceres. «Admiro a Roberto Blanco y a Ñete Bohigas, que ha sido un referente», comenta sobre los dos técnicos que ha tenido esta temporada el equipo de LEB Oro. Respecto a la cantera, comenta que el Cáceres tiene «un buen nivel».