Luke Donald ofreció ayer otra victoria inglesa en Europa esta temporada, incontestable, pues ganó el Madrid Masters de principio a fin y remata un instante histórico para el golf de Inglaterra, que tiene ya cuatro jugadores en el ´top-ten´ mundial. Mientras tanto, el cacereño Jorge Campillo acabó en el puesto 70 después de presentar ayer una tarjeta de 74 golpes.

Hace 9 años, Lee Westwood era el único presente entre los cien mejores golfistas del mundo. Luke Donald, de 32 años, ha hecho posible que sean ya cuatro los ingleses inmersos en el ´top-ten¡: el propio Donald, Westwood, Ian Poulter y Paul Casey.

El artista del pincel, el hombre que optó por vivir en Chicago y casarse con una estadounidense rodeado de sus mejores cuadros, obtuvo un triunfo a la constancia, a la serenidad y a la flema británica.

Sólo dos gestos de rabia de Luke Donald, de presunción de victoria, después de 70 hoyos como líder del Madrid Masters y 260 golpes ofrecieron la realidad que escondía en su flemático cerebro: por fin se vio como campeón de un torneo después de cuatro años en el dique seco.

Donald se mantuvo sereno, calculador, rectilíneo..., y líder durante tres rondas. En la última, el ´rookie´ galés Rhys Davies, el italiano Francesco Molinari y el temperamental Alvaro Quirós pondrían a prueba el sosiego y la frialdad de Donald en una jornada de sol intenso y 32 grados.

MUY REGULAR Nada perturbó a Donald. Ni sus buenos golpes, ni los malos (sólo cuatro ´bogeys´ en todo el torneo). Ni tampoco la presión de Davies, Molinari y el español Quirós en una jornada asfixiante de calor.

Donald rompió por fin la tensión amarrada, que dejaba en cueros sus deseos. Tras pegar un segundo golpe magistral con madera de calle en su antepenúltimo hoyo, el par cinco del 16, soltó el puño al ver cómo la bola aterrizaba a dos metros del hoyo. Poco después, liberó todo el gas emocional tras embocar ese ´eagle´. Apretó el puño con rabia, mientras se agachaba a recoger la bola dentro del agujero. El rostro del artista por fin reflejaba que su obra estaba terminada.