El segundo mejor nunca es suficiente". Lo canta Madonna en uno de sus hits de los 80. Ahora el Cáceres, en una nueva e incierta página de la historia, intentará comprobarlo o desmentirlo: la Liga LEB está ahí, a apenas cien días de su estreno en el multiusos... si todo sale como se prevé.

¿Qué se van a encontrar los cacereños para que se decidan seguir enganchados al baloncesto? ¿Una competición menor? ¿Una liga excitante en la que, supuestamente, su equipo además estará arriba? Sobre todo, parece que no hay tantas diferencias entre los gallitos y los modestos como en la ACB y que, valga el tópico, cualquiera puede ganarle a cualquiera.

"Es una competición muy dura, con un tipo de juego distinto que en la ACB. Yo diría que casi se juega como en los playgrounds , muy dinámico y con defensas duras", analiza el exjugador cacereño Enrique Fernández, que terminó su carrera en dos históricos que intentaron volver a la ACB y no lo lograron, León y Murcia.

"El hecho de que cada vez haya más ex-ACB en la LEB la ha convertido en más fuerte. Puede ser una liga bonita para la gente de Cáceres", añade, satisfecho por el fichaje de Ñete Bohigas por el nuevo club verdinegro. "Hay que ayudarle entre todos e intentar sacar el carácter ganador que tiene el Cáceres", afirma.

CUESTIONES DEFENSIVAS

Fernández señala uno de los aspectos más llamativos de la LEB: se permiten más contactos, hay menos protección arbitral porque hay menos estrellas y jugadores con bula . "Los jóvenes lo pasan mal", analiza Enrique Peinado, coordinador de la categoría en la revista Gigantes del Basket . "Se defiende más que en la ACB", asegura, poniendo de relieve que jugadores como Velimir Perasovic o Larry Lewis han igualado o mejorado sus números en lo más alto respecto a los que tenían en la LEB, el escalón inferior.

¿Y hay menos calidad? "Claro", dice Peinado, "americanos decisivos no hay y la figura del extranjero que juega por fuera apenas existe". La fórmula mágica, según él, es tener una plantilla amplia que pueda mantener un nivel alto. "Hay que fichar a jugadores de LEB , no a ex-ACB, que no suelen marcar la diferencia", señala.

SORPRESAS

Dos de los extremeños que esta última temporada han jugado en LEB pueden dar fe de que las sorpresas son constantes. Por un lado, Chus Poves brilló con un Gijón en crisis tras descender; por el otro, José María Panadero vivía el enorme fracaso de un CAI Zaragoza construido para subir y que al final se salvaba milagrosamente. "El nivel es alto", advierte el pacense Poves, que acaba de firmar por Los Barrios. "Es muy complicado ganar fuera. Las canchas de Los Barrios, Melilla o Menorca son terroríficas", añade el cacereño Panadero, que resume en una frase cómo ve él la competición: "En la LEB los nombres no valen. Ni de jugadores ni de clubs".

Más allá va Paco García, el entrenador del ascendido Tenerife: "Los 6-8 mejores equipos no tienen mucho que envidiarle a los 6-8 peores de la ACB. Quizás no es una liga tan física, pero tiene un juego más vistoso para el aficionado", apunta. Su equipo incluso ha competido en la Champions Cup, el torneo europeo de la FIBA, y, según García, "no había diferencias con varios de los mejores clubs de países europeos".

Todos coinciden en que subir es muy difícil, que la igualdad es extrema, que hay demasiados equipos interesados en estar en lo más alto la temporada siguiente. Esta temporada lo ha logrado también Murcia. Atrás han quedado ex-ACB como León, Bilbao, Orense, Cantabria, el refundado Zaragoza --mayor presupuesto de la categoría-- o el Huelva, que bajó a LEB-2.