Qué son 53 kilómetros? Un suspiro para el AVE, un plácido paseo por una autopista y también la distancia que separa a Carlos Sastre del sueño de París. Nada en comparación con las emociones vividas en este Tour. Nada al pensar que se ha triunfado en Alpe d´Huez y se ha podido bromear con Michael Douglas. "Yo te conozco de algo". Y sonrisa cinematográfica como respuesta. Dice la leyenda que el maillot amarillo da alas. Se crea o no en esta inspiración, en la suerte que nunca debe faltar en la vida y en la creencia que se puede ganar la grande boucle, hoy Sastre afronta la contrarreloj más importante de toda su carrera profesional.

Si a las estadísticas se recurre, Sastre puede respirar tranquilo y ya sentirse vencedor del Tour. Ningún corredor con más de un minuto de diferencia en la general ha perdido jamás la prueba ante un rival mejor preparado en el arte de pelear en solitario contra un cronómetro tirano.

Pero tampoco se puede esconder que Cadel Evans, la gran amenaza, la única que puede apartar a Sastre de la buena ruta hacia París, parte hoy con la etiqueta de favorito colgada a la espalda. Cero victorias en este Tour. Cero ataques en este Tour. Cero en todo, en dejarse ver, en dar una pedalada en falso y en ser el único corredor que participa con guardaespaldas personal en la carrera, el mismo que sirvió a Lance Armstrong, el mismo que el año pasado protegió a Alexandre Vinokurov de todo menos de su propio egoísmo.

PALABRA DE MERCKX Evans, creencia de Eddy Merckx, no ha tenido necesidad de desgastarse, ni siquiera lo ha hecho su equipo. ¿Alguien recuerda una imagen del Silence Lotto tirando en la montaña? Pues no. Imposible. Evans, según explicaba Oscar Freire --matemáticamente vencedor de la clasificación de la regularidad-- vive obsesionado y enamorado de su bici de contrarreloj, que ha costado una fortuna y ha afrontado toda la prueba basándose en su seguridad y su convencimiento de que si apretaba un poco los músculos del glúteo sobre el sillín en la montaña, se jugaría la suerte del Tour en la etapa de hoy con todo a su favor. "Espero que mi bici --la que cuesta un pastón-- me ayude a ganar el Tour. Respeto a Carlos, pero tengo que ver cómo ha recuperado de Alpe d´Huez".

Uno subió en solitario. El otro lo hizo más resguardado. Sastre repetirá hoy su experiencia a solas con la intención de que la ocasión le salga tan redonda como en los Alpes. "Llegó el gran día. Ahora me tocahacerlo a mí solo y estoy listo paraello. Salgo conel maillot amarilloy con la intención de ganarel Tour. Me doleránlas piernas,pero si quiero lograr lo que hesoñado toda la vida tendré quesufrir desde el principio".Sufrir, sufrir y sufrir, a topedurante 53 kilómetros, tratandode imitar a FabianCan cellara, bicampeóndelmundo. Si Sastre escapaz de emular a Cancellara nohay duda de que ganará el Tour.

Hace unaño, encaracterísticassimilares, conEvan s comoenemigo, Alberto Contador resistióy se coronó en París. El australianoha de correr con todo afavor, como ayer SylvainChavanel,vencedor de una etapa sinhistoria. Hoy la habrá. Hoy severá si Sastre toma la última medidaal Tour del 2008.