El Real Madrid, el club más laureado del baloncesto europeo, aspira al que sería su décimo entorchado continental en la final de este domingo (20.00 horas) ante el Fenerbahce turco, en el que su entrenador el serbio Zeljko Obradovic también puede levantar su décimo trofeo.

De una u otra manera la Décima encontrará dueño. Tres años lleva el Madrid pugnando por conseguirla, después de su último título en 2015; mientras que Obradovic es el vigente campeón al haber ganado con el Fenerbahce, el quinto club con el que lo hace. En cuanto a lo deportivo se refiere, la final entre Madrid y Fenerbahce se presenta igualada, reñida y con cuentas que saldar.

El equipo turco descabalgó al Real Madrid en la semifinal del año pasado por 84-75, un marcador que no refleja la tremenda desigualdad que se vivió en el Sinan Erdem Dome de Estambul, sobre todo en el primer cuarto en el que prácticamente se decidió la suerte del partido. Ahora un año después, los dos equipos vuelven a verse las caras en la final y con el título de por medio.

El Fenerbahce ha perdido a Ekpe Udoh y Bogdan Bogdanovic, dos súperestrellas que ahora están en la NBA. Pero su ingente capacidad económica le ha permitido recomponer el equipo. Ha podido igualar el potencial de estos jugadores fichando a otros que, entre todos, puede que superen la nota de los primeros.

En otras palabras, el equipo turco ha perdido dos figuras pero ha ganado profundidad de banquillo, lo que se puedo apreciar en la semifinal ante el Zalgiris, cuando Obradovic redoblaba su apuesta por la defensa asfixiante con continuos cambios y siempre con alternativas y prestaciones superiores. Pese a jugarse en Belgrado, el 75 por cien del Stark Arena estuvo poblado por seguidores del Fenerbahce, así es que el equipo turco apenas pierde nada por jugar fuera de casa.