Seguir creciendo y no pasar los apuros de la temporada pasada. Ese es el indiscutible primer objetivo de Cacereño para esta temporada, en la que Manuel Sánchez Delgado, Manolo, se ha hecho cargo del banquillo después de mucho tiempo estando entre los futuribles técnicos del equipo.

El que ha sido el mejor futbolista extremeño de todos los tiempos será, sin duda, la mayor novedad del tercer proyecto de Antonio Martínez Doblas en Cáceres. Desde antes incluso que el empresario segedano comprara la mayoría de las acciones a Félix Campo, se conocía que el exfutbolista internacional iba a volver a su ciudad natal. La amistad entre Doblas y Manolo y el indiscutible gancho del técnico iba a terminar en una conexión definitiva.

Con las estructuras del club parcialmente cambiadas tras unos meses, los que siguieron a la permanencia en Segunda B, en los que incluso se llegó a dudar de la continuidad del proyecto, al final se ha hecho un equipo teóricamente capaz de, al menos, no pasar apuros. Manolo se ha ajustado a lo que le han fichado --y en algún caso a lo que ha pedido-- y con ello piensa el entrenador hacer una temporada digna. Será complicado, se piensa, pero al mismo tiempo la pretemporada ha demostrado que hay mimbres suficientes como para cumplir el expediente.

PAZ INSTITUCIONAL El tercer proyecto Doblas arranca el domingo ante el Leganés (Butarque, 12.00) sin complejos. O, al menos, eso es lo que parecen transmitir desde todos los estamentos del club. Firmada la paz con el ayuntamiento --la alcadesa, Carmen Heras, ha vuelto al palco del Príncipe Felipe en verano-- el Cacereño parece un oasis de optimismo, con una plantilla compensada con veteranos y jóvenes e incorporaciones notables, como en la portería, con dos metas --René y Arturo-- que tendrán una gran competencia por su enorme calidad.

Con ellos gente clásica como Lolo, David Rocha o Tomás, lo suficientemente experimentados como para apostar fuerte por el club, al que ha llegado gente como el punta Mauri, destacado en pretemporada por su olfato de gol. Anoche aún se negociaba con el canterano Luismi (exEspanyol), que sería el fichaje estrella y que conllevaría alguna baja (Rubén Jurado).

BIEN EN ABONOS Tras las incógnitas iniciales, la campaña de captación de socios, centrada inicialmente en el regalo de las nuevas camisetas, ha ido realmente bien, con cifras superiores a los 1.200 abonados, algo en lo que pocos creían después de la zozobra de inicios de verano.

"No hay que descartar nada. Primero hay que conseguir los puntos para alcanzar la permanencia y después pensar en otras cosas, pero hay que ir siempre paso a paso", ha repetido como declaración de internaciones en algunas oportunidades Manolo durante la pretemporada. Del resultado de este axioma, ahí radicará el éxito o el fracaso del Cacereño en esta temporada, en la que la ilusión de los aficionados está aparentemente intacta, pese a todo. Es el nuevo proyecto, el proyecto de Manolo, todo un símbolo del cacereñismo futbolístico que espera ahora que su carrera como entrenador se relance como en su día ocurrió con la de jugador. Pero de su debut como futbolista --con 16 años-- ya hace mucho tiempo: ni más ni menos que 30 años.