Tiene un punto de misterio. Los distintos portavoces que siempre han rodeado al mito alemán Michael Schumacher (Hürt Hermülheim, Alemania, 1969), que el viernes cumplirá 45 años, han desmentido un montón de rumores pero lo cierto es que Schumi , ganador de siete títulos mundiales de F-1 (dos con Benetton-Renault y cinco con Ferrari), estuvo a punto de matarse ayer al sufrir un aparatoso accidente esquiando en la carísima y glamurosa estación francesa de Meribel, al estrellarse contra una roca fuera de pista, unos dicen que acompañado de otro adulto, del que se desconoce el nombre, y otros aseguran que se trataba de su hijo Mick, de 14 años.

PELIGRO ESQUIANDO Schumacher, que posee una de sus tres extraordinarias mansiones en el conjunto de casas denominado Los Tres Valles en los Alpes franceses, estaba pasando sus vacaciones navideñas y chocó contra una gran roca. "Por suerte llevaba casco", señaló Sabine Kehm, su portavoz oficial, al diario sensacionalista alemán Bild . Kehm confirmó que Schumacher no estaba solo, pero no especificó si era con un amigo o con su hijo Mick. Al cierre de esta edición, los doctores que atienden al expiloto en el hospital de Moutiers, de Grenoble, aún no habían suministrado parte médico debido a que, en este tipo de accidente, en los que posiblemente el paciente haya sufrido un traumatismo cráneo encefálico, se quiere un periodo de 24 horas para informar del estado del accidentado.

Christophe Gernignon-Lecomte, director de la estación de esquí de Meribel, aseguró que Schumacher "está fuera de peligro, ni siquiera está grave, ya que fue inmediatamente atendido por nuestros médicos, a los cinco minutos de producirse el accidente". Eso sí, Gernignon-Levomte aseguró que Schumi estaba "nervioso, fruto, sin duda, de la conmoción sufrida, pero perfectamente consciente al subir al helicóptero que lo trasladó al hospital de Grenoble".