¿Y ahora qué? La llegada al gobierno extremeño del PP presenta numerosas lecturas e interrogantes para el futuro del deporte regional.

A priori, los primeros cambios están en las formas, que indudablemente terminarán afectando al fondo. José Antonio Monago, el flamante presidente de la Junta, afrontará directa e indirectamente la toma de decisiones, pues el deporte dependerá de Presidencia, sin una consejería propia, cumpliéndose así la idea ya avisada por los populares de eliminar la cartera específica al alimón con Jóvenes, novedad en el anterior ejecutivo de Guillemo Fernández Vara. Tras el amago de integrarlo en la de Educación y Cultura, finalmente se ha adoptado esta fórmula, con un director general de Deportes como responsable de la materia y únicamente con el jefe del Ejecutivo por encima.

Monago, deportista durante toda su vida --el día anterior a su investidura su mejor manera de relajarse fue hacer más de 20 kilómetros en bicicleta-- ha insistido en que va a tener una especial sensibilidad hacia este asunto. Pero, como todo, lo va a tener difícil. El advirtió que el apoyo al deporte no iba a ser una prioridad absoluta. Empleo, educación y sanidad, "las necesidades básicas", irían por delante. Pero ya ha tenido que tomar decisiones y ya ha dejado claro que se seguirá con la élite, aunque con un apoyo económico menor al anterior.

De momento, e incluso antes de ponerse al frente oficialmente de la Junta, tuvo que dar el ´ok´ a la petición, casi a la desesperada, de Elena Nevado, alcaldesa de Cáceres, que le llamó para continuar apoyando al equipo de baloncesto, que la propia Nevado ha considerado, en contra de lo que muchos habían pensado, un emblema de la ciudad. Las urgencias eran absolutas. Los plazos estaban ahí, y el día 8 era la fecha límite. Si ese día no había avales (los de los empresarios, finalmente), no habría basket. Y Monago accedió. Sin su plácet, el paso adelante de los empresarios, muy probablemente, no se hubiera producido.

Con el ´sí´ al Cáceres, indirectamente, Monago ha lanzado un mensaje diáfano: el deporte de élite tendrá respaldo. Ahora tiene la ´patata caliente´ en otros frentes: Plasencia y ABP también en baloncesto; Escubal Badajoz en balonmano; los cuatro clubs de Segunda B en fútbol (Cacereño, Badajoz, Villanovense y Sporting Villanueva); voleibol (Arroyo, Cáceres y Almendralejo)...

Gran parte de las ayudas a estos clubs se canalizaban a través de Marca Extremadura. El PP ha dicho que suprimirá buena parte de la publicidad institucional, y ello entra dentro de este apartado. ¿Qué sucederá? Muy pendientes están los deportistas que ceden su imagen, así como los responsables de los distintos programas puestos en marcha durante la anterior legislatura.

Los interrogantes se amplifican al deporte de base, y fundamentalmente a los Judex y los Jedes. Si algo no ha causado refriega política alguna en los últimos 25 años, ha sido precisamente el deporte escolar y el de los discapacitados, por lo que no se aventuran que haya cambios sustanciales.

El programa político deportivo de la comunidad, cuyas líneas maestras han sido marcadas en la comisión regional de la materia que ha coordinado el exconcejal cacereño Lázaro García, conjugan élite y base. Esta semana se podrá conocer definitivamente el nombre del director general de Deportes (que no será García y para el cual hay un abanico amplio de ´aspirantes´). Lo único que sabrá, en principio, es que tiene mucho trabajo por delante y deberá conjugar muy distintas sensibilidades, todas ellas acorde a unas circunstancias marcadas por la crisis. Y que, además, tendrá al ´jefe´ al lado.