Iker Martínez salió con cara incrédula de la sala de protestas, donde le comunicaron que su medalla era de plata, no de oro. Pero lo primero que hizo, muy sereno junto a Xabi Fernández, fue felicitar a los ganadores, los daneses, Warrer e Ibsen, contra los que habían presentado una protesta por competir en la final con el barco croata, tras romper el mástil de su unidad antes de la salida.

Quien no pudo contener las lágrimas fue Jordi Lamarca, el especialista en reglamento del equipo español, aturdido tras una noche en vela. Fue él quién defendió las alegaciones. "Su trabajo ha sido impecable", aseguró Martínez con sangre fría, y saludando a la infanta Cristina con una sonrisa, aunque no había pasado ni medio minuto desde la resolución del jurado internacional, que le robaba a España un oro muy luchado en el mar y le confirmaba una plata llevada con mucho orgullo.

El dictamen cayó como un jarro de agua fría. Lamarca estaba convencido de la victoria. "Con el reglamento en la mano, llevamos la razón". No se cansaba de repetirlo. "En caso de avería --enumeraba--, solo se puede sustituir el elemento estropeado, no todo el casco. Han competido con un barco eliminado de la final, y que pesaba tres kilos menos porque no llevaba la cámara de televisión". Y, al no estar identificado como danés --lo que se exige en el reglamento--, nadie sabía que ese barco croata eran en realidad Warrer e Ibsen, jugando su última carta para colgarse el oro. "De haberlo sabido, la estrategia hubiera sido distinta", asegura el patrón vasco. En su resolución, los cinco jueces de la discordia admiten que el equipo danés infringió la ley en varias ocasiones, pero argumentan que estas infracciones no le supusieron ninguna ventaja, y por ello no le imponen ningún castigo e invalidan la protesta española.

Grave precedente

La respuesta del jurado traerá cola en este deporte que, tras jugarse en el mar, pasa a menudo por un despacho. Véase la Copa América, que lleva más de un año en el juzgado. Pero en los Juegos no debería ser así. En opinión de Lamarca, esta decisión, inédita en la historia y tomada tras la protesta más larga que se recuerda, "sienta un precedente muy grave".

"Warrer e Ibsen compitieron en el mar, no en tierra", acusa la prensa nórdica. Aunque Iker Martínez y Xabi Fernández se han comportado como unos señores, la fama de protestones de los españoles no ayuda. Martínez se defendió muy bien: "Lo que queremos todos es que los ganadores se decidan en el mar". Siempre y cuando se cumpla el reglamento, claro. Por eso España seguirá luchando por el oro, con el apoyo de Italia, que desea el bronce. El COE trabaja en la apelación. Tiene 48 horas para llevarla al COI.

Sea cuál sea el resultado, nadie le quitará el título de ángel de la guarda a Jordi Lamarca. En estos Juegos ha sido el artífice de sendas victorias contra dos fuertes adversarias de la windsurfista Marina Alabau, que lucha por un metal. Este catalán, que tiene por Biblia el Reglamento de regatas a vela, trabaja para el equipo español en la Copa América y en los Juegos desde Seúl. Precisamente recuerda que José Luis Doreste se jugaba el oro en una protesta. Si le descalificaban lo perdía. "Nueva Zelanda podría haber callado y llevarse la plata, pero prefirió hacernos de testigos y colgarse el bronce", recuerda el asesor. "Cuando fui a agradecérselo, me dijo que lo importante era dormir por la noche". A ver si los daneses duermen bien hoy.