El fútbol no profesional, fuera del verde, tiene que ganarse el pan. José Fuentes (Mérida, 1982), guardameta del Calamonte, lleva dos años trabajando en un supermercado de la capital extremeña. Con esta nueva situación, los empleados de este servicio esencial se vuelven auténticos superhéroes y los guantes siguen siendo el arma principal de superman Fuentes.

Reponer estanterías, estar en línea de caja o descargar pedidos, algunos de los trabajos que realiza Fuentes en su día a día. «Ahora estamos más relajados, no en cuanto a volumen de trabajo, pero sí mentalmente. Al principio había una psicosis terrible. Yo me acojoné, veía a la gente comprando como si se fuese a acabar el mundo. Tuve también que hacer una compra, pero no por necesidad sino por el miedo», dice el cancerbero.

La seguridad es lo primero. «Usamos guantes, mascarillas, geles, desinfectamos las líneas de caja, todo con productos que nos recomienda nuestra cadena, han puesto también unas mamparas de metacrilato… todo es poco. Pero es complejo con nuestra actividad llevar mascarillas, yo me he mareado porque me faltaba el aire, es que no transpiran y con la actividad que tenemos es difícil».

Lo laboral también salpica a lo personal. «Estamos expuestos al día a día y nunca sabemos si al llegar a casa podemos contagiar. Yo paso mi particular protocolo: me quito la ropa, desinfecto las llaves, las manos y echo a lavar todo directamente; pero claro que tengo miedo. Llegar a casa y no poder abrazar a tus hijos o besar a tu mujer da mucho miedo, la verdad», explica.

VALORAR Y QUERER MÁS / Como portero, José Fuentes habrá vivido momentos malos, momentos de presión, momentos de responsabilidad, pero nada comparable a lo que está viviendo ahora con el coronavirus. «Esa sensación no la he vivido nunca. Todo se iguala, ves la vida de otra manera por este ‘bicho’, como lo llama mi hijo. Es una presión constante, es un no vivir. Intento ver la tele lo menos posible, evadirme y no pensar en ello, pero cuesta», confiesa.

El meta que pasó por Cacereño, Villanovense o Extremadura, entre otros, tiene claro qué será lo primero que haga cuando acabe este calvario. «Ir a ver a mi madre y darle un beso. Ella está sola y es la que peor lo está pasando. En marzo fue su cumpleaños y solo pude felicitarla por una videollamada. Ahora creo que le damos más importancia que antes a un abrazo», explica este superman con guantes de látex.

EL FÚTBOL NO ES PRIORIDAD / La vida ha cambiado, incluso la odiada rutina del colegio se vuelve imprescindible para los hijos de Fuentes. «Antes estábamos siempre ocupados, siempre en la calle. Mis hijos lo están llevando bien, pero ya incluso me dicen que tienen ganas de volver al colegio», admite entre risas el guardameta del Calamonte.

«Nos ha pillado a todos por sorpresa. Me sorprenden ciertos comentarios que piden la vuelta del fútbol, creo que no es algo prioritario. Es cierto que yo tengo mi trabajo y el fútbol, que siempre ha sido primordial para mí, ha pasado a un segundo plano; pero viendo la cantidad de gente que está muriendo creo que la salud es lo más importante», sentencia.

Los diferentes escenarios que se plantean para reanudar el fútbol en Tercera no terminan de convencer al experimentado portero. «Es muy difícil contentar a todo el mundo, es que veo difícil arrancar esta temporada y también cómo hacerlo la que viene. Para muchos equipos es insostenible jugar sin público», señala.

«Para Villanovense, Coria, Cacereño... después de hacer un esfuerzo para ascender, no hacerlo sería un varapalo muy fuerte y sostener ese presupuesto otra temporada más sería complicado. Esperemos que la Federación tome las decisiones más coherentes posibles», analiza Fuentes. Un héroe bajo palos y, ahora, también, detrás de una caja de supermercado.