Es difícil verle una mala cara, un mal gesto y, mucho menos, una mala palabra. Pero Pablo Gállego (Huesca, 1 de octubre de 1993) estaba ayer especialmente feliz. Motivos tiene. Y sobrados. Suyo fue el gol que el domingo puso fin a más de 520 minutos de sequía del Cacereño, un tanto que además de los tres puntos, aportó mucho más a un equipo necesitado de una alegría. "Una inyección de moral alucinante", dice el protagonista, que, humilde, reconoce que "medio gol se lo merece Valverde; a mí me cae el balón y casi lo único que hago es empujarlo". Del su compañero, que volvió el domingo tras cuatro jornadas ausente, solo tiene buenas palabras: "Lo admiro muchísimo, es un futbolista muy inteligente y creo que puedo aprender de él".

Estudiante de Magisterio por Educación Primaria, con una especialización en inglés, solo le faltan dos asignaturas --que no pudo convalidar del segundo curso-- y el trabajo fin de grado para terminar sus estudios, lo que hará este mismo año. El tema para ese trabajo es 'educación permanente' y aún "estoy dándole vueltas para ver por dónde empiezo", apunta.

Con ofertas de otros equipos sobre la mesa, Gállego renovó el pasado verano con el Cacereño. "Lo hice porque aquí estaba muy feliz, Cáceres es como mi segundo hogar". La afición le corresponde, pues está entre los jugadores más queridos.

En las primeras jornadas alternó la titularidad con el banquillo, pero una lesión cortó su progresión. Tras su recuperación, su participación disminuyó ("el fútbol es esto"), aunque en las tres últimas jornadas se ha convertido en fijo entre los once elegidos por Angel Marcos. "Jugara más o menos, siempre he estado entrenando fuerte, nunca he dejado de hacer mi trabajo, y ahora se ven los frutos", cuenta orgulloso.

Dos goles, seis puntos

Está feliz por volver a jugar al fútbol, que es lo que le gusta, por marcar goles que dan puntos (lleva dos esta temporada que le han valido seis puntos al CPC), pero, sobre todo, está feliz porque el equipo parece salir del bache en el que se había metido. "Lo que importa es el equipo, no quien juegue o marque los goles. La palabra que siempre tengo en la cabeza es equipo", insiste. Y está seguro de que el sábado ante el Compostela (17.00 horas) volverán a sumar los tres puntos. "Tengo confianza plena, haremos un buen papel". Falta hace. Los gallegos son un rival directo y los verdes, aún en descenso, no pueden dejar escapar más puntos.