Al técnico del Granada, José María Rodríguez, se le llenó la boca durante toda la liguilla considerando al Villanovense como la cenicienta del grupo. Pero lo que es el fútbol. Mientras que Villanueva de la Serena celebraba en la noche del domingo con júbilo el ascenso a Segunda B, en el estadio Nuevo Los Cármenes , que congregó a 9.000 almas , se respiraba un ambiente propio de funeral.

Y es que el desenlace final que dió con los huesos del Villanovense en la categoría de bronce fue más propio de una trama de suspense de una película de Hitchcot que de un evento deportivo. En el minuto 90 de su partido ante el Quintanar del Rey, el Granada saboreaba ya la Segunda División B y los jugadores y aficionados del Villanovense aguardaban expectantes en el Romero Cuerda cualquier noticia positiva tras haber cumplido goleando al Villanueva.

Y en estas obró el milagro, y nunca mejor dicho. El Quintanar, que además jugaba con uno menos, empató merced a un gol... en propia meta del andaluz Juanjo. Un detalle que dejaba bien a las claras que el domingo la diosa fortuna estaba obsesionada con que la cenicienta se hiciera acreedor de su sueño por el camino de la épica.

Y desde luego, algo tuvo que ver en este ascenso el orgullo herido de un equipo humilde como el Villanovense, que sin levantar la voz se coló en el último instante en la categoría de bronce. En este sentido, cabe destacar una anécdota, y es que los jugadores serones han tenido muy presentes las palabras de menosprecio del técnico granadino, ya que durante la liguilla tuvieron colgado en el vestuario y subrayado en amarillo el recorte de prensa en el que se les tachaba de cenicientas . Un truco que sólo pretendía "picar un poco a los jugadores", como indica el técnico José Mari Calvo.

RESACA

Lo que está claro es que el ascenso pilló de sorpresa a todos en Villanueva de la Serena. Sin embargo, en la celebración hubo más de lo mismo. Manteos al técnico y alcalde, duchas con agua y con cava parat todos, trenecitos , vuelta de honor con la bandera verdiblanca, abrazos, saltos, sonrisas y lágrimas. Una fiesta que del Romero Cuerda se trasladó al parque de la Constitución, donde jugadores y directivos se bañaron en la fuente de La Sirenita , y que culminó a altas horas de la noche con una cena de hermandad.

En este sentido, cabe destacar el gran detalle del entrenador José Mari Calvo, que en su línea de discrección, seriedad, humildad y honradez que le ha caracterizado en estos dos años que lleva al frente del equipo, prefirió marcharse al vestuario una vez que conoció la noticia para dejar todo el protagonismo a sus jugadores.

Pero si la plantilla y Calvo fueron los grandes artífices de la gesta, tampoco hay que quitarle un ápice de mérito a la junta directiva, que liderada por Tomás Cordero y secundada por hombres como Pedro Romero, Antonio Gutiérrez, Andrés Corraliza, Alfonso Cerezo y Alfredo Nieto, han logrado devolver en once años al Villanovense de donde le cogieron con pinzas; en una Segunda B que en aquella temporada 1991-1992 llevó al conjunto serón a la ruina y desaparición.

Ahora llega el momento de la mesura. El club desea hacer un equipo competitivo para mantenerse en la categoría, pero para ello necesita del apoyo de todos. El ayuntamiento se ha comprometido a ayudar. Ahora sólo falta el empujón de la afición, que al contrario que el club, no ha demostrado estar a la altura. Queda la esperanza de que la respuesta de la ciudad al reclamo de la Segunda B sea más firme que en Tercera, ya que si no Villanueva demostrará que no es futbolera .