Acostumbrado al éxito durante toda su carrera, Pau Gasol, 30 años, ha vivido en estos play-off de la NBA la otra cara de la moneda. Una "lección dolorosa", según reconoce él mismo desde Los Angeles.

--Los Lakers eran favoritos para su tercer anillo y su derrota ante Dallas por 4-0 ha roto los pronósticos. ¿Fracaso?

--Las circunstancias han sido muy distintas de lo que pensábamos: por perder y por la forma. Ha sido un baño de humildad a todos los niveles. Todo lo que no fuera ganar el anillo y no llegar a nuestro objetivo era una decepción. La palabra fracaso quizá tiene un componente muy potente, pero podríamos calificarlo así.

--Usted siempre intenta ver el lado positivo. ¿Existe?

--Aprender de este momento. Preguntarnos qué es lo que ha faltado y hacer una profunda reflexión. No siempre se puede ganar en esta vida.

--La última temporada de Phil Jackson, el sexto título de Kobe, el tercero consecutivo... ¿No se habían puesto demasiada presión?

--Ha sido una temporada intensa, con muchas emociones y altibajos. No sé si presión es la palabra adecuada porque siempre existe en una franquicia y una ciudad como Los Angeles, pero sí que ha sido un año duro a nivel emocional.

--¿Qué explicación le da?

--Es difícil resumirlo, pero podría decirse que nos ha faltado estar más conjuntados en los momentos difíciles. Eso se vio en la serie con Dallas. El primer y el tercer partido de la serie se nos fueron en los instantes finales y eso es señal de que las cosas no funcionaban demasiado bien.

--Mucha gente le ha apuntado como responsable.

--Ha sido una crítica bastante focalizada en mí. Al menos es la sensación que me daba. Y la verdad, no lo entiendo. Pero intentaré que eso me fortalezca cara al futuro.

--De ser un aspirante a MVP el año pasado a centro de las críticas. ¿Se lo explica?

--Ya me podían haber dado el MVP entonces, ¿no? No sé. Me dijo una periodista de aquí que, como soy una persona educada y de fuera, era más fácil meterse conmigo, que soy blanco fácil.

--En tres temporadas y media que lleva con los Lakers ha llegado a tres finales y dos anillos ¿Falta memoria en la gente?

--Aquí lo que has hecho no importa. Lo único que cuenta es el presente. Está bien. No pasa nada, aunque yo soy de la opinión de que todo se tiene que mirar en perspectiva.

--Usted mismo admitió que no había jugado bien. ¿Por qué no se pareció al de la pasada temporada?

--Físicamente no he tenido problemas importantes, aunque es cierto que tampoco estaba fresco como al principio. Pero ha sido una cosa más interna que individual. Y sí, también el exterior ha influido en este proceso. Ha sido una temporada agotadora, atípica, porque he acabado en el segundo mejor quinteto de la liga e individualmente mis números han sido bastante buenos, pero esto que ha ocurrido en este final parece que se lo ha llevado todo por delante.

--Muchos medios dijeron que su bajón era por la ruptura con su novia. ¿Es cierto? ¿Cómo le afectó?

--No es verdad, no hemos roto. Pero no es agradable que se inventen historias, sobre todo si hablan de gente de mi entorno a la que quiero. Hasta un punto sí que me ha afectado, pero no ha sido la única razón ni la más importante. Ha tenido mucho más peso en mi actuación la situación del equipo.

--¿Se ha paseado estos días por la calle o prefiere evitar comentarios y se ha quedado en casa?

--He seguido saliendo y tengo que decir que no ha habido ni una sola persona que no haya hecho comentarios positivos y de apoyo. La respuesta de la gente ha sido muy buena y eso, en una situación así, es de agradecer, porque significa que me valoran más allá de un resultado puntual.

--Usted siempre se ha crecido en los momentos importantes. ¿Qué pensaba al ver que el cuerpo no respondía a lo que le pedía la mente?

--Ha habido partidos que me hubiera gustado jugar mucho mejor y ha sido frustrante. Pero como equipo entramos en una inercia que no era positiva y eso se notaba en la pista y se ha notado en el resultado.

--¿Necesitan renovarse?

--Hay rumores a patadas. Es un poco confuso todo y depende de a quién escuches. Veremos qué pasa. Tengo la sensación de que la franquicia cree en el núcleo de este equipo. Habrá cambios, pero no sé ahora mismo de qué magnitud.

--¿Intuye el final de una era?

--No creo. Este equipo ha ganado campeonatos y creo que puede seguir ganándolos. Pero tampoco me atrevería a afirmarlo.

--Algunas voces, entre ellas la de Magic Johnson, piden el traspaso de un un pívot. ¿Está inquieto por su futuro?

--Estoy tranquilo, entre comillas, sobre mi continuidad en los Lakers, pero en este deporte y en esta liga nada es seguro al 100%. Mi ilusión es poder continuar aquí no solo este año, sino lo que me resta de contrato.

Los cambios no solo tendrán que hacerse en la cancha.

--Da la impresión de que no comparte la misma química con Kobe que antes.

--No es que no hubiese química, hablábamos antes de los partidos para intentar reconducir la situación, pero no se tradujo en lo que queríamos. Pero el feeling sigue. Los dos queremos ganar. Eso nos ayudará para volver con más fuerza el año que viene.

--El futuro se complica tamién con el posible cierre patronal.

--No hay nada seguro. Pero sí que es muy probable que haya cierre y si lo hay, que no se resuelva pronto. Solo espero jugar de una manera u otra y acabar con esta intranquilidad de no saber cuánto se alargará el cierre. Existe la posibilidad de volver a España y volver al Barça. Pero es una posibilidad muy remota, la verdad.

--¿Le ayudará a curar las heridas su vuelta a la selección?

--Hay bastantes números de que pueda participar en el Europeo, sobre todo después de este final de liga y del cierre patronal en ciernes. Pero aún no he tomado una decisión definitiva. Está claro que el tener los Juegos a la vista influye. Y por supuesto, me gustaría clasificarme sin tener que pasar por el preolímpico.