Hace un par de veranos y muy a su pesar, Juan Ramón Ruano Santana, ‘Ruano’ (Usagre, 29 de noviembre de 1983) decidió firmar por el Melilla tras romperse una tensa negociación de renovación con el Badajoz. Con el club pacense había subido a Segunda División B el primer año y logrado la permanencia como máximo goleador el segundo, esto es, siendo uno de los jugadores claves y muy querido por la afición blanquinegra, como había ocurrido en la mayoría de clubs anteriores.

Ruano, un trotamundos del fútbol, un tipo tan impulsivo como profesional, ha dado un nuevo giro a su carrera fichando por el Villanovense. Este centrocampista-extremo de talento al tiempo que de brega vuelve a Extremadura por cuestiones personales, abandonando un club en el que ha sido feliz durante este año y medio y donde se ha granjeado el cariño y el respeto de todos, al punto de haber sido elegido como capitán. En su adiós al Melilla, un gol postrero al Inter madrileño que festejó como si fuera un título de Champions.

‘Rúa’ es así. Pura pasión. Puro amor por el fútbol. Puro talento que ha puesto al servicio de las entidades donde ha estado: Don Benito, Benidorm, Alzira, Conquense, Córdoba, Tenerife, Orihuela, Alavés, Lask Linz de Austria, Arroyo, Extremadura o Badajoz, en estos dos últimos con el éxito final de subir.

No es secreto alguno que al Villanovense llega, sin duda, con una misión muy concreta: lograr el ascenso a la Segunda División B, un nuevdo reto para su carrera. En un tipo que depende mucho de su físico, su personalidad le ha dado también réditos.

Con 21 partidos jugados esta misma temporada, no se puede decir que el final de la carrera de Ruano esté cercano. La pasada, llegó incluso a disputar la fase de ascenso a Segunda A.

«Viene para dar un plus a la plantilla», aseguraba el Villanovense en el comunicado en el que anunció. Ese plus es, al menos, la competitividad.