El Cacereño está preparando con intensidad el próximo partido de liga con el reto de comenzar a remontar el vuelo ante el equipo más goleado de la categoría, el Lanzarote (11.30 horas, Príncipe Felipe). El choque se antoja crucial para una plantilla que está acusando en exceso los nervios y la ansiedad por ser colistas y no haber conseguido aún ninguna victoria en siete partidos.

Angel Marcos continúa con los entrenamientos en doble sesión para recuperar a una plantilla que hasta ahora ha experimentado un bajón físico en las segundas partes. El nuevo técnico verde tiene ciertas complicaciones en la defensa en forma de lesionados y tocados. Ayer no entrenó Roberto, aunque sí lo hicieron, aunque como molestias y a un ritmo menor que los demás, Cazorla, Palero y Diego, que hasta ahora todos los partidos que ha disputado lo ha hecho en el lateral izquierdo. Para la zaga también está disponible Borja, que el pasado fin de semana estuvo con el filial de Regional Preferente en Moraleja.

También continúa de baja Chiqui, que tiene un esguince en la rodilla que le impedirá estar disponible ante el Lanzarote. Entre las dudas se encuentra el delantero Valtierra, aunque en principio sí podrá estar, ya que el esguince de tobillo que el impidió acabar el partido del domingo en Oviedo es de leve.

¿Cómo responderá el público el domingo? Esta puede ser una de las preguntas que se está haciendo el club. En el último encuentro en casa, contra el Villanovense, la grada estuvo más centrada en pedir la destitución de Angel Alcázar que en animar al equipo, actitud que Antonio Martínez Doblas, consejero delegado, reprochó a algunos aficionados. Alcázar se ha ido y las riendas las ha cogido Marcos, que en principio cuenta con el beneplácito de la grada, aunque tuvo un mal debut, lo que puede arreglar contra el Lanzarote, un equipo que como el Cacereño tampoco encuentra un once ideal y que ha recibido 17 goles, más de dos por partido, cuando solo ha marcado cuatro.