El reciente caso de los hermanos Jordi y Francesc García en el Sporting Villanueva Promesas y el del grupo de Carlos Uriarte en el Club Deportivo Badajoz prolonga la fallida historia de la inversión de capital de fuera de la región en el deporte extremeño. Prácticamente ninguna de las múltiples iniciativas de este tipo que ha habido en los últimos años ha salido bien.

Los casos suelen ser bastante parejos entre sí: inversores españoles o incluso extranjeros deciden apostar en principio por clubs extremeños de fútbol haciendo grandes promesas de que los llevarán a lo más alto. Después de un arranque con mucha ilusión, la gestión se va deteriorando, la insatisfacción de la afición crece y el dinero empieza a escasear.

La solución es, como ha ocurrido en Villanueva del Fresno, que los inversores acaban dejando las entidades, muchas veces en manos de otros foráneos. Ahora el gallego Alejandro Remiseiro tiene la misión de hacer olvidar a los catalanes García. Y lo que vaya a ocurrir con la gente a la que representa Uriarte, cuyos impagos han provocado que Torres Mestre anuncie que deja el banquillo, es una incógnita.

CONVULSION PACENSE Es precisamente en las oficinas del Nuevo Vivero donde mayor actividad se ha registrado desde que se convirtió en sociedad anónima deportiva en 1994. Primero fue Bahía Producciones el que se hizo cargo y lo mantuvo en posiciones altas en posiciones altas de Segunda División. Luego decidió dar el relevo a alguien que generó muchísimo ruido mediático: Marcelo Tinelli, un conocidoshowman argentino que apenas llegó a pisar Badajoz y que trajo a numerosos compatriotas para el campo y el banquillo.

En una época en la que el dinero por los contratos televisivos llovía, sus promesas de lanzar al club hacia Primera nunca llegaron a cumplirse y decidió deshacerse del juguete , que dejó en manos del portugués Antonio Barradas y la gestión de Javier Tebas, ahora en el centro de toda polémica que se genere desde la Liga de Fútbol Profesional. El descenso a Segunda División B fue un duro golpe del que hubo secuelas a la larga, como bajar a Tercera en el 2006 por impagos de una directiva ya pacense encabezada por Eloy Guerrero. En el 2009 entró Uriarte representando a un grupo más amplio de empresarios.

En el Club de Fútbol Extremadura y el Club Polideportivo Mérida, los otros dos clubs de la comunidad que han estado en el llamado fútbol profesional (Primera y Segunda) en los últimos 20 años y que terminaron desapareciendo, hubo menos agitación en el accionariado.

En la capital autonómica, las múltiples deudas de la etapa de José Fouto Carvajal se resolvieron con un club nuevo asumiendo la bandera del fútbol de la ciudad. Lo mismo sucedió pasado el tiempo en Almendralejo. Sin embargo, previamente Pedro Nieto fue desalojado de la presidencia temporalmente por el exfutbolista canario Juan Rodríguez 'Juanito', cuya etapa fue efímera. Nieto regresó para echarle primero bajar a Tercera y luego echarle el cierre a la entidad hace apenas un año.

CONTROVERTIDO CAMPO En el Cacereño se expresa bien la relación de amor-odio entre el fútbol extremeño y los inversores de fuera. A principios de la pasada década, el empresario de transporte salmantino Félix Campo consiguió su presidencia y luego transformó a la entidad en sociedad anónima deportiva, haciéndose con la mayor parte de las acciones. Su desembarco fue acompañado de un gran entusiasmo general y fuertes inversiones con el objetivo de regresar a Segunda División después de 50 años.

Sin embargo, el efecto, al poco tiempo, resultó ser exactamente el contrario. La afición desertó del Príncipe Felipe en medio de una fuerte desafección por la personalidad de Campo y el equipo bajó de Segunda B a Tercera, en la que durante varios años fue un fijo entre la indiferencia general. En el 2008 se produjo una operación que en cierto modo ha revitalizado al Cacereño con acento extremeño, ya que fue adquirido por los zafrenses Antonio Martínez Doblas y su padre, Antonio Martínez Buzo, con la ayuda --nunca explícita-- de capital andaluz.

La rocambolesca historia del Sporting Villanueva el pasado verano culmina una trayectoria con más sombras que luces. Cuando los García tomaron el mando del recién ascendido ya se sospechaba que algo no olía bien ahí. El hecho de que apenas hayan pagado a jugadores y técnicos durante estos meses lo ha confirmado.