En la vida y en el deporte siempre hay que llevar los pies cerca del suelo. Es fácil que los éxitos hinchen las velas de la ilusión y nos lleven lejos del suelo y cuando estos vientos cedan nos peguemos un buen tortazo.

En el deporte, como en la vida, las derrotas, los adversarios, las lesiones, nos esperan a la vuelta de la esquina y ya puede venir uno de hacer la mejor carrera de su vida, hace dos semanas en Sevilla, que no puede esperar un milagro y correr bien una prueba cuando esto no es posible. Es lo que me ha pasado este fin de semana en Haro, a mí y a la selección extremeña, que se ha venido de vacío, sin medallas, del nacional de campo a través. Pero eso no es problema, lo sabemos, seguiremos trabajando y dentro de un mes en el nacional escolar o el próximo año volveremos a conseguir buenos resultados como los hubo en Punta Umbría en el 2010 y como los habrá en el futuro.

Un poco en contraprestación este fin de semana los amigos del club fondistas de Mérida, concentrados en la organización de la quinta edición de la media maratón de la capital emeritense para dentro de dos semanas, me informaban que habían superado las previsiones de 800 inscritos para la prueba a dos semanas de la misma. Todo un éxito.

El próximo 13 de marzo estaré en Mérida ayudándoles en la organización, colaborando y aportando mi granito de arena a esta prueba que comenzó titubeante, como todas, y que está en plena adolescencia, creciendo y creciendo, y esperemos que se consolide no sólo como una gran prueba deportiva sino como una fiesta en la capital extremeña.

Es difícil "parir" un evento de estas características pero, una vez en marcha, con la inercia, hay que aprovecharlo al máximo y buscar todas las posibilidades: deporte, salud, turismo, promoción, valores, ciudadanía...