Hay quien cree, con razón, que el Dakar, ese maratoniano rally por el desierto africano que ideó el aventurero francés Thierry Sabine en 1979, es un milagro anual. Este año, desde luego, así lo parece pues ni siquiera la crisis económica que ha dado al traste con tantos proyectos ha hecho tambalear tan costosa organización y participación. Cerca de 400 participantes, en concreto 372 (184 motos, 138 coches y 50 camiones) afrontarán, desde el próximo primero de enero (aunque esa primera etapa es simplemente de enlace entre Buenos Aires y Colón) y hasta el día 16, algo más de 9.000 kilómetros de competición, 4.810 de ellos contra el reloj.

Y lo harán en orden inverso al pasado año: de Argentina a Chile. Habrá, dicen, mucho más desierto (especialmente el duro y áspero Atacama chileno), más tramos fuera de pista, lejos de la ruta, algo más de navegación y, sobre todo, mucha más incertidumbre. "Es, sin duda, un rally más duro que el del año pasado", asegura Carlos Sainz, gran favorito y líder del poderoso equipo Volkswagen, cuyo Touareg, ganador ya el pasado año en manos del surafricano Giniel de Villiers, es el gran favorito para dominar y ganar la prueba a falta de los jubilados Mitsubishi.

"Yo voy a salir a ganar y voy a correr desde el primer día", señala Sainz, que teme que, en el último tramo de la carrera y en caso de que haya tres VW delante, el jefe alemán decida dar órdenes de equipo y, entonces, el gran beneficiado será quien vaya primero. Sainz sabe que la lucha será entre él, De Villiers y el qatarí Nasser al Attiyah. "A no ser --comenta el bicampeón de rallys-- que los BMW X3 de Nani Roma y Stéphane Peterhansel salgan como un tiro y nos lleven a todos con la lengua fuera, que también puede pasar". Sainz, que se presenta en Buenos Aires tras ganar los rallys Dos Sertoes (Portugal) y Ruta de la Seda (Asia Central), insiste en que "más desierto significa mayor dificultad e incertidumbre, y eso me gusta".

El catalán Marc Coma, ganador de la última edición en motos con KTM, comparte la misma versión que Sainz sobre el Dakar al que se van a enfrentar. "Más desierto, más dunas, más fuera pista... Me gusta aunque represente más peligro y más incertidumbre", señala el gigantón de KTM, que espera soportar bien la pérdida de potencia de su moto. "Hemos hecho muchos kilómetros y, aunque hemos perdido salida, estamos satisfechos del rendimiento. Esperemos que los neumáticos Pirelli aguanten las cinco especiales de 400 kilómetros y la etapa maratoniana de más de 600".

APRILIA, LA GRAN NOVEDAD Coma tendrá como rivales a su colega de marca Cyril Despres, a la competitiva Yamaha de David Frétigné, a la novedosa Sherco de David Casteau y a la sorprendente Aprilia de Francisco Chaleco López, gran conocedor del terreno. López está dispuesto a jugárselo todo por la victoria. "No tengo nada que perder, hay otros que deben de soportar la presión de ser favoritos; yo voy a por la victoria sin complejos", dice el chileno.

Es posible que el estilo de López sea más parecido al del qatarí Al Attiyah y al que empleará Despres, mientras que tanto Coma como De Villiers, por ejemplo, se lo tomarán con más calma, aunque el líder de KTM también comparte la filosofía de Sainz en el sentido de que no le pesa liderar la carrera desde el inicio. "La gracia del Dakar es que cada día es nuevo", señala Sainz.