La situación de Geoffrei Silvestre sigue trascendiendo del ámbito extremeño. El pívot cubano, que desertó de su país el verano pasado y que entrena con el Plasencia de LEB Plata a la espera de poder regularizar su inscripción, atrae la atención del portal especializado tubasket.com tubasket.com, uno de los de mayor seguimiento en internet. La web, que dirige César Nanclares, uno de los responsables de los deportes en La Sexta, siguió al jugador en el partido que los placentinos perdieron el sábado en la pista del Avila. Y Silvestre, con un tono precavido respecto a su batalla legal con las autoridades cubanas, sí llegó a confesar uno de sus sueños: "Pienso llegar lejos. A la ACB. O más allá", dijo.

En el reportaje, Silvestre es preguntado por el interés que hubo por parte de los Lakers hace tres años. Ahora se conformaría con jugar en la tercera categoría española, aunque según su entrenador, Rafa Gomáriz, se le queda pequeña. "Es un jugador de otro nivel, no de LEB Plata. Tiene que mejorar su físico y su defensa, pero tiene un talento brutal. No he entrenado a nadie con ese talento en mi vida", asegura.

"Todo el cariño"

También habla el presidente del club, Antonio Martín Oncina, que explica que se está a la espera de una decisión internacional. "Si en dos semanas no se presenta un documento en el que se atestigüe que tiene contrato con otro club, la FIBA nos dará el transfer de oficio, como suele hacer", pronosticó.

Según Gomáriz, el Plasencia era "consciente" de la "complejidad" que conllevaba intentar incorporar a Silvestre, que desapareció junto a otros tres compañeros de la concentración de la selección cubana tras jugar en Las Palmas contra España.

"Es una pena que esta situación la tenga que padecer alguien que solo quiere jugar al baloncesto. Cuando pedimos el transfer a la Federación Cubana, nos dijeron que no. No nos dieron ninguna explicación más", agrega Martín Oncina. "Le estamos dando todo el cariño que podemos. Es un chaval magnífico, pero por dentro tiene que llevar su via crucis ". Y es que mantiene un difícil contacto telefónico con su mujer y sus dos hijas, que permanecen en la isla caribeña.

El protagonista de la historia se resigna: "Estoy bien, he entrenado bastante. He venido a jugar a España", apunta.