Por dinero no es, desde luego. «Los jugadores están al día, y eso que no hemos recibido aún las subvenciones». Lo dice Juan Miguel Olmeda, ‘Guelo’, mano derecha del presidente del Cacereño, Carlos Ordóñez, sobre los discretos resultados del decano del fútbol extremeño hasta el momento. Sin embargo, en el consejo de administración siguen confiando, recalca, «en el entrenador y en los jugadores, que son muy buenos».

La crisis del CPC es inexplicable, según su versión. «Los jugadores son una piña, se llevan extraordinariamente entre ellos, y con el cuerpo técnico también», recalca Guelo, quien sí asume que la preocupación en el seno del club existe, como es lógico. «Esta liga es muy corta y no se puede fallar». Además, está la posibilidad de que se decrete el final de la liga si la evolución de la pandemia es negativa. «Si vamos por la jornada 13 y se cierra…» ello significaría que el ascenso a Segunda B sería para otros.

El Cacereño funciona en lo económico gracias a las aportaciones individuales de los tres miembros del consejo de administración, que han adelantado el dinero, una circunstancia que no en todas las temporadas ha sucedido. Con la marcha de Luis Puebla se ha ganado en solvencia económica, se piensa también claramente desde dentro.

Julio Cobos ha pedido un ‘9’ nato porque ni Fassani ni Capelo lo son, pero en estos momentos el mercado es muy limitado y no se ha encontrado a ninguno que guste. A lo mejor, en el mes de diciembre, cuando puedan salir algunos de los clubs de Segunda B que no cuentan con ellos, puede ser demasiado tarde, se ha llegado a pensar. Pero no se ceja en el empeño y se sigue buscando.