No podría ser de otra manera. En una disciplina como el kárate, que además de deporte es una filosofía de vida, la constancia, la paciencia y el esfuerzo diario son el único camino para conseguir el éxito. O al menos las metas personales. Ese es el día a día de Gregorio García Ramos, de Villanueva de la Serena, que es el árbitro más joven en conseguir la categoría de Juez ‘A’ a nivel europeo y está más cerca de lograr su sueño, llegar a unos Juegos Olímpicos.

La Federación Extremeña de Kárate le acaba de distinguir por ser el primer extremeño en convertirse en Juez ‘A’ europeo, el más joven de España y uno de los más precoces del continente. Este año ascendió a esta categoría en los Campeonatos de Europa cadete, júnior y sub-21 disputados en Sochi (Rusia). Todo un éxito para este serón de 36 años, puesto que sus compañeros de promoción rondan todos los 50 y 60.

Pero este es solo el segundo paso en una carrera internacional de ocho. El siguiente lo podrá dar en febrero en la ciudad danesa de Aalborg, en donde podrá ascender a la categoría de Árbitro B. Estos exámenes coinciden siempre con los campeonatos de Europa. Pero una vez que termine las categorías europeas, hay cuatro más de nivel mundial. Una por año. «Yo acabaría justo para arbitrar los Juegos Olímpicos de 2024, sería un sueño», asegura Gregorio Ramos.

Su pasión por el arbitraje empezó con 18 años, cuando se tuvo que ir de Villanueva para continuar con sus estudios. Siempre había entrenado en el Club de Kárate El Cristo, entidad con la que continúa en la actualidad, ya como asociación. «Yo competía y a mí, cuando entrenaba, me gustaba fijarme en los detalles y a donde fui a estudiar había menos gimnasios y empecé siendo árbitro». A los 25 años se convirtió ya en el árbitro más joven en arbitrar a nivel nacional. De los cinco compañeros que aspiran a ascender también a nivel internacional el más joven tiene 55 años.

Pero a pesar de no llegar a esos niveles, Gregorio ya sabe lo que es arbitrar en campeonatos del mundo o en la categoría Premier League, la máxima del kárate mundial. Todo lo combina con los diferentes campeonatos de España y cuando puede, de Extremadura. «El último año he estado arbitrando 35 fines de semana», recuerda.

El camino no es solo largo, también es complicado, empezando por el idioma. Hay que tener nociones de japonés y hablar inglés o francés. «Cuando arbitras en un campeonato lo haces en japonés, pero los exámenes son en inglés y en francés a nivel europeo, pero a nivel mundial, curiosamente, quizá porque entran países sudamericanos, también te puedes examinar en español, así que es más difícil ser árbitro europeo que mundial», cuenta.

En las pruebas que tienen que pasar hay un examen tipo test en inglés y además juzgar un kata y también hacer de árbitro en la modalidad de kumite (combate). «El reglamento de kárate tiene muchos detalles y pequeños matices y también es importante el rodaje: como en todo deporte, cuando entrenas con los mejores te haces mejor».

Objetivo, París 2024

«Una vez que lo acabe [el proceso para ascender], tengo posibilidades, porque España siempre lleva árbitros a las competiciones». Ahora hay seis a ese nivel en nuestro país, y en el mismo proceso en el que está Gregorio hay otros seis. Pero si se tiene en cuenta que varios rondan los 60 años, las posibilidades para el extremeño se multiplican de manera considerable.

El kárate debutará como deporte olímpico en 2020 en Tokio, precisamente el país de su nacimiento. Poco probable es que no lo sea también en París en 2024.

La traducción de la palabra kárate es «el camino de la mano vacía» y lo que parece evidente es que ninguno de los árbitros se llena las manos desde el punto de vista económico en comparación con otros árbitros. «A mí me pagan por arbitrar un Campeonato de España en total unos 300 euros y a uno de fútbol, a lo mejor 15.000 por un partido».

Este año ha arbitrado las finales nacionales que pudieron verse en Teledeporte, todo un escaparate que se une a la lista de grandes árbitros que en los últimos años ha dado el deporte extremeño como Jesús Gil Manzano (fútbol) o Esperanza Mendoza (baloncesto).

Uno de los maestros más respetados de la historia del kárate, Gichin Funakoshi, dijo una vez que «el objetivo final del kárate no radica en la victoria o la derrota, sino en la perfección del carácter de sus participantes». Así, con tesón y paciencia, Gregorio García Ramos está recorriendo un camino que sin duda no le dejará las manos vacías. Llegue hasta donde llegue.