Felipe Vela se adelantó al tiempo cuando, en 1998, propuso que el Cáceres debía reducir a cero su capital social y acometer una ampliación: lo mismo que el club tendrá que decidir ahora si no quiere disolverse dentro de dos meses. Esa sugerencia acabaría llevándole entonces a dimitir de su puesto de vicepresidente económico. Ahora reflexiona sobre la situación como experto en derecho económico y cacereño ligado al deporte.

¿Cómo ve la operación que se ha planteado?

--Me parece que tal y como se ha transmitido en los medios no está completa. Era lo único que podía hacer el presidente, José María Bermejo, ya que se lo obliga la ley de sociedades anónimas, que establece que cuando una sociedad disminuye su capital en más de la mitad incurre en causa de disolución salvo que ese capital se reduzca y se aumente en proporciones adecuadas. En el Cáceres no hay capital por sus pérdidas, aunque jurídicamente la quiebra es posterior.

¿Lo ve viable?

--Digo lo mismo que en 1998: la viabilidad pasaba por un plan. Lo que no se debió hacer es no hacer ninguno. El que presenté era sencillo: negociar una quita o reducción con acreedores, un aplazamiento con el principal (Hacienda) y una reducción y aumento de capital por el consejo de administración. Con nuestro ejemplo, los aficionados nos hubieran seguido. El problema también es el patrocinador: el Cáceres se ha acostumbrado a que la Caja de Extremadura tapase los agujeros planteados. Y se creía que los espónsors tenían que poner 200 millones de pesetas, pero en términos de rentabilidad no pueden poner más de 50 o 60.

La deuda ha aumentado desde entonces...

--En el 98 el déficit era de 165 millones de pesetas y hay que sumarle el déficit estructural de 150 millones de cada temporada y restarle los 200 de Paraíso y nos sale la deuda actual de 2,3 millones de euros. ¿Qué ha ocurrido? No es que los gestores no hayan sido buenos: es que las cuentas son las que son. El club necesita de 450 millones a 500 cada año y no ingresa más de 375. El problema es que en nuestra ciudad ´nadie´ se quiere hacer cargo de la diferencia.

Cualquiera podría comprar las nuevas acciones y llevarse el club, ¿no?

--No lo tengo claro. Si se hace esa operación será porque lo consienten los accionistas que están, que tendrían una preferencia sobre los títulos. Además, la junta de accionistas es la que debe optar por aumentar el capital. Pero puede decidir no hacerlo y disolver la sociedad, por loq ue, respecto de la venta, tiene la última palabra. Sería injusto que se indicase que Bermejo, por llegar el último, está vendiendo el club. Unicamente está cumpliendo la ley. Si la sociedad se disuelve automáticamente por no aprobarse esa reducción y aumento de capital se nombraría a un liquidador, que tendría la obligación de presentar la quiebra. En ese proceso sí podría haber un comprador, pero no resulta fácil.

Pero el club no tiene capital social desde hace mucho tiempo...

--El capital va disminuyendo progresivamente debido al déficit estructural. Cuando hice el plan de viabilidad en el 98, ya advertí que llegaría un momento en el que habría que tomar la decisión que ha tomado ahora Bermejo, ya que así lo ordena la ley.

Ya no como experto, sino como cacereño vinculado al deporte, ¿cómo está viviendo esta crisis?

--No voy a hablar de optimismo ni de pesimismo, pero me duele muchísimo que nos quedemos sin equipo. No lo entiendo. Tenemos una vez más lo que nos merecemos, porque si algo está dando un nombre a Cáceres aparte de todo nuestro Patrimonio de la Humanidad es el Cáceres. Y me parece impresentable que de 450-500 millones no se consigan 125-150 millones de quienes se tienen que lograr.