Las previsiones para la Copa de Extremadura de baloncesto masculino, que se disputa esta noche (20.30 horas) en el Pabellón Ciudad de Plasencia, eran muy distintas hace apenas tres días. El Cáceres Patrimonio de la Humanidad estaba en un momento ascendente en la LEB Oro, mientras que el Plasencia Extremadura todavía no había ganado un solo partido en LEB Plata. Ahora, tras la jornada competitiva del fin de semana, los visitantes siguen siendo favoritos. Sin embargo, afrontan el choque algo tocados tras una significativa derrota el viernes ante el Iruña Navarra (75-84), mientras que el anfitrión vive un subidón de moral después de haber vencido al fin al Ourense (77-68).

Es, desde luego, una cita habitualmente envenenada para el equipo de superior categoría, que ya el año pasado tuvo que digerir durante buena parte de la pretemporada haberla perdido, y además en el Multiusos. De aquel 71-73 que dio al Plasencia el título autonómico no queda ningún jugador en sus filas, pero las armas serán las mismas: mucho entusiasmo, buscarle las cosquillas tácticas al rival y jugar con los nervios y la presión del que está poco menos que obligado a ganar. Se trata de una competición que históricamente se le ha dado bien a los placentinos, incluso cuando Cáceres estaba en la ACB y ellos dos divisiones por debajo.

EL HUECO Y es que ese puede ser el gran enemigo del Cáceres hoy: la victoria le aportaría un prestigio meramente doméstico, mientras que la derrota aumentaría las dudas sobre la línea que está siguiendo la plantilla, excesivamente irregular e incapaz de encadenar tres victorias consecutivas durante esta temporada y gran parte de la pasada.

Gustavo Aranzana exige seriedad. Está muy dolido después de lo ocurrido el viernes, cuando no rehuyó censurar sobre todo la concentración de sus jugadores, y sabe que no puede permitirse otra mala imagen. El entrenador acudió el pasado sábado acompañado de su ayudante, Mario Segalás, y dos significativos directivos como Eduardo Chacón y Pedro Núñez a ver en vivo el Plasencia-Ourense y tomó buena nota de la mejoría de su oponente, que ya se venía apuntando en los anteriores partidos. La buena actuación de Joan Faner hace por fin olvidar, aunque sea parcialmente, la lesión sufrida por Néstor Zamora.

Se produce una paradoja añadida. Si bien el Cáceres estaba incómodo con el hecho de tener que jugar la Copa de Extremadura en esta fecha --opina que la federación autonómica fue arbitraria permitiendo el aplazamiento solicitado por el Plasencia en verano--, ahora llega con muchas ganas de borrar cuanto antes el último resultado. De hecho, la posibilidad que se llegó a meditar de acudir con un equipo plagado de jugadores del filial de Liga EBA se ha descartado. Se repartirán más los minutos que habitualmente, pero no se ofrecerá la más mínima confianza añadida.

"Menos mal que viene otro partido, que si no la semana se nos hubiese hecho muy larga", llegó a afirmar Aranzana tras caer ante el Navarra. El encuentro puede ser además un buen banco de pruebas para la cita ante el Breogán en Lugo, que será el viernes 16, lo mismo que la visita del Plasencia al Lan Mobel.

La Federación Extremeña, organizadora del partido, pretende que haya una fiesta del baloncesto regional. La entrada libre es un buen estímulo para que el promedio de espectadores en Plasencia esta temporada, que no llega al medio millar, se rebase. El vencedor se unirá en el cuadro de honor de esta temporada al Femenino Cáceres (vencedor de la Copa de Extremadura femenina) y al ABP, que se impuso en la Copa de Extremadura EBA al Cáceres San Antonio.