Planeo volver al golf algún día, pero todavía no sé cuándo". Tres meses después de su última aparición en público tras saltar el escándalo de sus infidelidades, Tiger Woods rompió ayer su silencio en una breve comparecencia en Florida para pedir disculpas, entonar el mea culpa por sus líos de faldas, exigir respeto y privacidad para su familia y, sobre todo, para anunciar su intención de seguir demostrando por qué es uno de los mejores golfistas de todos los tiempos.

La expectación era máxima, por muchos y de los más variados motivos, pero en lo profesional al final no despejó las dudas sobre cuándo se producirá su esperado regreso a los campos de golf. La única pista que dio fue cuando dijo que no descarta que sea "este mismo año".

Una vez que llegue ese momento, reconoció Woods, necesitará que su comportamiento sea "más respetuoso" con el golf. Agradeció la "paciencia y comprensión que han demostrado en estos meses tanto la PGA como el resto de jugadores" mientras resuelve los asuntos pendientes en su vida privada. "Espero volver a ver a mis compañeros en el campo", dijo Woods.

"Fui infiel, tuve aventuras y engañé", afirmó sin contemplaciones el jugador, que no estaba acompañado por su mujer, Elin Nordegren. "Mi disculpa a Elin no llegará en forma de palabras sino con mi comportamiento", zanjó. Apeló a su derecho a la privacidad para decir que está intentado arreglar las cosas con la modelo sueca. "Pero lo que nos digamos es algo que quedará entre nosotros, entre un marido y una esposa. Mi comportamiento fue irresponsable, egoísta y estúpido", sentenció.