Me cuentan que, en uno de los partidos de la Final a Cuatro junior de baloncesto, celebrada este fin de semana en Cáceres, el partido entre Miralvalle y BC Badajoz acabó, como vulgarmente se dice, como el rosario de la aurora, con agresiones entre jugadores, retirada de los pacenses y, lo que para mí es peor, comportamiento en absoluto deportivo de parte del público que acudió al recinto del San Antonio. La pasada semana puse el ejemplo de un club de fútbol, que da consejos a los padres para los partidos de sus hijos. Ahora vuelvo a incidir en ello, porque me dicen que el espectáculo del sábado fue bochornoso. Me gustaría circunscribirme aquí a las felicitaciones a los vencedores, el San Antonio y el Al-Qazeres, pero voy a anteponer mi lamento ante los sucesos. Mucho hablar estos días de los comportamientos incívicos de entrenadores como Mourinho, pero nos olvidamos, a veces, de que en la base del deporte ocurren cosas muy feas. Debemos buscar el antídoto anti-padres encendedores de hogueras.