Bruselas vuelve a sacarle tarjeta roja a España por su elevado nivel de deuda y de paro. La advertencia figura en el informe anual sobre desequilibrios macroeconómicos, publicado ayer por la Comisión Europea, que analiza el grado de vulnerabilidad de las economías y la gravedad de sus desequilibrios en base a once indicadores. Según este examen España suspende cuatro de ellos: deuda pública, deuda privada, posición de inversión internacional neta y tasa de desempleo.

Aunque se redujo en 2018, el análisis apunta a la existencia en España de un superávit por cuenta corriente. También destaca que la posición de la inversión internacional neta ha seguido mejorando, aunque sigue siendo muy elevada -del 80,4% frente al límite del 35% que fija Bruselas-, y que los costes laborales unitarios han aumentado marginalmente en un contexto de crecimiento de la productividad de prácticamente cero. Además, y pese a un cierto debilitamiento en 2018, debido en parte a factores transitorios, las exportaciones han crecido moderadamente y las cuotas del mercado de las exportaciones se han mantenido, en general, estables.

En cuanto a la deuda del sector privado, el análisis constata que siguió reduciéndose en 2018 -al 133,5%, ligeramente por encima del umbral del 133%- aunque las necesidades de desapalancamiento persisten. También se redujo el nivel de la deuda empresarial, cuya disminución se ha ralentizado debido al ligero aumento del crédito nuevo. La misma tendencia se confirma en la deuda de los hogares a causa del incremento del crédito en 2018. Al hilo de esto el análisis destaca que los precios reales de la vivienda en España siguen subiendo y que la infravaloración de los mismos parece estar llegando a su fin.

El diagnóstico remarca que el fuerte crecimiento ha sido «el principal motor» de la reducción del déficit público en los últimos años. Aún así, «los déficits persistentes implican que el elevado nivel de deuda pública está disminuyendo lentamente» ya que se sitúa en el 97,6%, muy por encima del 60% fijado como límite. Lo mismo ocurre con el desempleo: aunque disminuye rápidamente sigue siendo «muy alto» y «está por encima de los niveles anteriores a la crisis, especialmente entre los jóvenes y los trabajadores no cualificados». Concretamente, la tasa media de los últimos tres años se sitúa en el 17,4% frente al 10% que Bruselas considera como umbral de riesgo. Un límite que también superan Grecia, Croacia, Chipre e Italia.

Además de España, Bruselas también ha regañado a Alemania, Bulgaria, Croacia, Francia, Irlanda, Países bajos, Portugal, Rumanía y Suecia por desequilibrios y a Chipre, Grecia e Italia por «desequilibrios excesivos». Todos ellos tendrán que someterse a un nuevo examen en profundidad el 2020 y seguir subsanando sus desequilibrios ante posibles nuevas crisis. «La buena noticia es que no proponemos ningún análisis nuevo en profundidad. Nuestro informe concluye que los mismos 13 países que ya fueron objeto de análisis el año pasado deben volver a ser analizados», ha celebrado el comisario de asuntos económicos, Paolo Gentiloni.

CRECIMIENTO SOSTENIBLE / El colegio de comisarios también ha adoptado un nuevo informe sobre empleo y una recomendación sobre la política económica de la zona euro en la que insta a los 19 países de la Eurozona a adoptar medidas para lograr un crecimiento integrador y sostenible y para impulsar la competitividad. Además, Bruselas reclama una mayor coordinación en el Eurogrupo y políticas presupuestarias diferenciadas. «Necesitamos que los países de la UE refuercen sus defensas frente a los riesgos mundiales. Insto a los países con margen presupuestario a que sigan impulsando la inversión y a aquellos con un elevado nivel de deuda a que la reduzcan», ha reclamado el vicepresidente Valdis Dombrovskis.

Además, el Ejecutivo comunitario también ha adoptado su nueva estrategia de crecimiento, que pondrá el acento en la sostenibilidad ambiental y el nuevo Pacto verde, el aumento de la productividad, la equidad y la estabilidad macroeconómica. «Hay que insistir sobre el desarrollo equilibrado. Aunque la pobreza ha reculado las desigualdades persisten. Las mujeres siguen estando peor remuneradas que los hombres y la tasa de empleo es inferior a la de los hombres», ha recordado el comisario de empleo, Nicholas Schmit.