Fue la que expresó un interés más claro, y al final se ha llevado el gato al agua. El Banco de España decidió ayer que Cajastur se quede con la Caja de Castilla-La Mancha (CCM). La operación es una suerte de integración que esconde una absorción. La entidad intervenida desde el pasado 29 de marzo va a quedar en manos de otra institución 1,7 veces más pequeña por activo, que pasará de ser la vigésima a la octava caja del país.

El regulador ha considerado que la propuesta de la caja asturiana era la más sólida y racional económica y financieramente de las dos que recibió (solo la vizcaína BBK se presentó también). Y no tiene coste para el erario público. La operación no va a tener apoyo del fondo de reestructuración ordenada bancario (FROB) creado por el Gobierno, sino del privado Fondo de Garantía de Depósitos de las cajas.

CUOTAS PARTICIPATIVAS Este órgano ya había aportado 1.300 millones de euros a CCM mediante la suscripción de una emisión de participaciones preferentes. La ayuda es la misma, pero se va a "reformular". La caja va a emitir 900 millones en cuotas participativas (una especie de acciones, pero sin derechos políticos), que suscribirá el Fondo de Garantía. De esta manera, la entidad verá reforzado su capital básico (core capital ).

Los otros 400 millones permanecerán como participaciones preferentes. Además, el Fondo ha aceptado crear un Esquema de Protección de Activos que absorberá las pérdidas que genere el balance de CCM en un nivel aún por determinar. Cajastur indicó que la operación consistirá en la "integración parcial" de la caja en su grupo. Los activos y pasivos de su negocio bancario se integrarán en el Banco Liberta, filial de la entidad asturiana dedicada a la gestión de grandes patrimonios, en el que CCM tendrá una participación del 25%.

SOLO OBRA SOCIAL Cajastur afirmó que la estructura garantizará la "supervivencia individual" de las dos cajas, pues preserva su "independencia, composición de órganos de gobierno e identidad y enraizamiento en su entorno social originario". El banco operará con la marca CCM en la comunidad y se creará una fundación que se ocupará de la obra social. Este esquema supone que en la práctica la caja desaparece como entidad financiera.