El presidente de EEUU, George Bush, y su secretario del Tesoro, Henry Paulson, anunciaron y detallaron ayer el plan de nacionalización parcial de nueve bancos estadounidenses con el objetivo de volver a poner en marcha el bloqueado mercado crediticio. En total, la inversión en los bancos (todos ellos "sanos", es decir, no afectados por el actual marasmo financiero) ascenderá a 250.000 millones de dólares (unos 182.000 millones de euros) y está sujeta a algunas condiciones, como que los bancos limiten las compensaciones que reciben sus ejecutivos y frenen las prácticas consideradas de riesgo.

"Estas medidas no pretenden apoderarse del mercado, sino preservarlo", dijo Bush, coincidiendo con Paulson en que intervenir así desde la esfera pública en los bancos no es plato de su gusto, pero es una decisión inevitable dada la gravedad de la situación. De entrada, serán nueve los bancos que pasarán a ser parcialmente propiedad del Estado (J.P. Morgan Chase, Bank of America, Citigroup, Wells Fargo, Bank of New York Mellon, Morgan Stanley, Merrill Lynch, State Street y Goldman Sachs). El Estado se hará como mínimo con un 1% de su accionariado, hasta una cifra máxima de 25.000 millones de dólares, y recibirá acciones preferenciales sin derecho a voto. Los primeros 5 años el Estado recibirá un dividendo fijo del 5%, y después, del 9%.

´DEUDA TOXICA´ La decisión de dedicar la primera partida presupuestaria dentro del plan de los 700.000 millones de dólares a comprar acciones de los bancos, en línea con lo decidido en varios países europeos, implica un giro en la estrategia de Paulson y la Administración estadounidense. En un principio, la idea era comprar la deuda tóxica , los productos financieros vinculados a hipotecas que lastraban a las entidades financieras y que están en el origen de la crisis. El cambio de opinión se ha producido después de la debacle de Wall Street la pasada semana. A pesar de que la legislación prevé una medida de este tipo, el hecho de que el Estado nacionalice parte de los bancos ha generado cierto resquemor en el Capitolio.

Paulson, acompañado por el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, anunció ayer más medidas destinadas a devolver la confianza en el sistema. Así, los bancos deben comprometerse a utilizar el dinero de la recapitalización pública para dar créditos a sus clientes y no para equilibrar sus cuentas. El Estado asegurará los préstamos interbancarios, la deuda nueva que emitan las entidades en los próximos tres años y los depósitos que no generen intereses.