El dato: que el producto interior bruto (PIB) de Estados Unidos creció el 0,6% en el primer trimestre del año, coincidiendo con el mismo crecimiento registrado en los últimos tres meses del 2007 y con la séptima rebaja consecutiva de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal (Fed) en un cuarto de punto, hasta el 2%, llevó ayer a repetir la gran pregunta a los analistas: ¿Aleja esta modesta cifra el fantasma de la recesión?

La respuesta fue contundente, y muy pesimista para algunos. "No solo no lo aleja, sino que de hecho estamos en recesión; esos números son falsos y serán revisados", aseguró Peter Schiff, presidente de Euro Pacific Capital. "Simplemente hemos conseguido mantener la cabeza por encima del agua, pero no podemos brindar con champán", añadió Nigel Gault, de Global Insight.

Efectivamente, el "avance" anunciado por el Departamento de Comercio se basa en estimaciones incompletas y preliminares hasta que presenten el nuevo informe, el 29 de mayo. Y como ese 0,6% es mayor de lo que algunos --solo algunos-- analistas esperaban, las bolsas se dieron un respiro ayer. Además, no coincide con lo que técnicamente se considera recesión: la acumulación de dos trimestres negativos seguidos, algo que todavía no ha ocurrido pero que muchos expertos asumen que pasará a mediados de este año. Es más, para ellos la cuestión de la recesión es puramente académica, teniendo en cuenta la preocupante pérdida de empleos y la erosión del ritmo del consumo.

LOS DATOS DEL DESEMPLEO La débil actividad de la mayor economía del mundo es el fiel reflejo de un deteriorado mercado de trabajo (la tasa de desempleo está en el 5,1%), de cómo el índice de confianza de los consumidores descendió en abril por cuarta vez consecutiva y del precio de la vivienda, que cayó casi el 13% en 20 grandes ciudades en el mes de febrero (el mayor declive en dos décadas).

Las órdenes de desahucio, como publicó este diario ayer, se duplicaron en el primer trimestre del año hasta afectar a 649.917 casas (uno de cada 194 hogares en el país).

Los únicos factores que han salvado a Estados Unidos del desastre han sido el aumento de las exportaciones (beneficiadas por la debilidad del dólar) y los inventarios acumulados de las empresas. Ahora bien, el consumo interno de servicios y productos americanos cayó por primera vez desde el año 1991, con el gasto de los consumidores creciendo a un ritmo anual del 1%, frente al 2,9% registrado en el 2007. La demanda doméstica está muy lenta, constatan los economistas, sugiriendo que el hecho de engordar los inventarios presagia problemas en los próximos meses.

En cuanto a la decisión de la Fed, este podría ser el último recorte de los tipos de interés durante un tiempo, algo que lleva haciendo de forma consecutiva desde el pasado agosto.