Solo seis semanas después de las elecciones, el nuevo Gobierno de coalición británico de conservadores y liberal-demócratas presentó ayer un presupuesto de emergencia considerado como una apuesta política y económica de alto riesgo. El plan de ajuste anunciado por el ministro tory de Finanzas, George Osborne, combina la subida de impuestos con recortes drásticos en el Estado del bienestar. El ajuste fue presentado al país como "inevitable" y "duro, pero justo", y afectará a todos y cada uno de los ciudadanos del Reino Unido. El aumento tributario más espectacular corresponde al impuesto sobre el valor añadido (IVA), que del 17,5% actual pasará a ser del 20% a partir del próximo mes de enero.

A partir de esa fecha se introducirá también una tasa a los bancos que operen en el Reino Unido. También ha aumentado, a partir de la pasada medianoche, el impuesto sobre rendimientos del capital, que del 18% salta al 28%, que afectará a los sectores más pudientes.

MENOS SUBVENCIONES Los recortes en las ayudas, con los que el Ejecutivo espera ahorrar 13.300 millones de euros de aquí al ejercicio 2014-2015, repercutirán sin embargo en los ciudadanos más débiles. Las subvenciones a las familias con hijos han quedado congeladas durante tres años y se eliminan las ayudas familiares para los hogares con ingresos que superen los 48.300 euros. También se limitan y restringen las ayudas para viviendas sociales. Y los beneficiarios actuales de una baja laboral por incapacidad permanente deberán someterse a nuevos exámenes médicos para revaluar su estado.

CONGELACION SALARIAL Los funcionarios públicos con retribuciones que superen los 25.300 euros anuales verán sus salarios congelados durante dos años y ni siquiera la reina de Inglaterra escapará a la crisis. La asignación de la casa real, conocida como Civil List , no se incrementará este año.

El Gobierno ha creado una comisión especial, presidida por el exministro laborista John Hutton, para estudiar la reforma y acelerar el paso de la edad de jubilación de los 65 a los 66 años. El informe preliminar estará listo para el próximo mes de septiembre. El plan de ahorro del Gobierno de coalición, "una alianza progresista y que gobierna en nombre del interés nacional", según Osborne, conseguirá el 77% de sus recaudaciones con la rebaja del gasto público y el 23% restante gracias a la subida de impuestos. El impacto de todos los recortes no se conocerá hasta el próximo 20 de octubre, cuando el ministro anuncie una revisión de los gastos.

Desde la oposición, los laboristas, condenaron un presupuesto que calificaron de "ideológico" y denunciaron que, con la subida del IVA, se castigará especialmente a los más pobres. También echaron en cara a Nick Clegg, el líder de los liberales, el haber traicionado a sus electores, después de haber hecho campaña justamente contra el aumento de ese impuesto. Al igual que los sindicatos y algunos expertos en economía, los laboristas temen que unas medidas tan restrictivas precipiten al paro a miles de personas y prolonguen la recesión del país.