El antiguo director de personal de Volkswagen, Peter Hartz, de 65 años, se sentó ayer en el banquillo de los acusados y se declaró autor de un delito de desfalco a consecuencia del escándalo de corrupción, viajes de placer, juergas y servicios sexuales pagados con dinero del consorcio automovilístico alemán.

Peter Hartz compareció ayer ante la Audiencia Provincial de Braunschweig, después de confesar, a través de su abogado Egon Müller, que pagó al entonces presidente del comité de empresa, Klaus Volkert, y a la amante de este, la brasileña Adriana Barros, elevadas sumas de dinero y que había "cerrado los ojos ante posibles abusos" con esos fondos.

LOS PAGOS Según la acusación, Hartz defraudó a Volkswagen cerca de dos millones de euros, mediante el pago de bonos extraordinarios al exjefe del comité de empresa Klaus Volkert entre 1994 y el 2005. También aprobó supuestos pagos en metálico de 400.000 euros para la brasileña Adriana Barros, entre el 2000 y el 2004.

Tras la confesión de Hartz, el tribunal ha marcado solo dos días para las vistas orales, al final de las cuales los jueces deberán fijar la pena. El acuerdo con la justicia ha permitido también a Hartz que la fiscalía renunciara a interrogar a testigos, expertos, y prostitutas implicadas en el escándalo.

Hartz fue asesor para política laboral del excanciller socialdemócrata Gerhard Schröder y se le considera el creador de la semana laboral de cuatro días y de otras medidas para hacer frente al desempleo masivo. Frente a las puertas de la Audiencia Provincial de Braunschweig se dieron cita ayer trabajadores de Volkswagen y algunos desempleados para insultar al exdirigente sindical, con gritos tales como "traidor de los trabajadores" y "sinvergüenza".