En muchos ámbitos de la vida, y desde luego en el económico, tener principios es necesario y positivo, pero no moverlos ni un ápice con independencia del entorno se antoja una cabezonería y un error. Más que nada porque tus decisiones afectan a los demás. Quienes mandan en Europa, que es como decir Alemania y Francia, salieron ayer en tromba a criticar la inyección de 600.000 millones de dólares que la Reserva Federal (FED) ha aprobado para reactivar la economía estadounidense.

No les faltan motivos, porque la medida revalorizó el euro y pone en peligro la prevista superación de la crisis vía exportaciones. Pero en plena batalla entre China y Estados Unidos para depreciar sus monedas (de forma más o menos artificial), la actitud ermitaña de Europa, ajena a la manada de los grandes bloques económicos, se antoja arriesgada. El BCE, de hecho, reveló ayer que no solo no tiene previsto seguir a la FED por lo menos hasta diciembre, sino que entiende que los tipos oficiales pueden subir cuando sea necesario con independencia de que la banca haya superado su crisis.

Veremos qué efectos tiene a medio plazo. Pero está claro que lo que al BCE y a los líderes europeos no les gusta, a los inversores les pone contentos. Al menos a corto plazo. Wall Street recibió con subidas una inyección pública que supera en 100.000 millones a lo previsto por el consenso del mercado. Y por arrastre, los principales selectivos europeos se instalaron también en la alegría compradora.

¿Todos? No, una vez más no. Irlanda sigue metiendo presión a la zona euro con sus problemas fiscales. Y de estas cosas, ya se sabe, sale perjudicada España, aunque sea de refilón. El diferencial de rentabilidad del bono español a 10 años con el alemán superó los 190 puntos básicos. Consecuencia: el Ibex 35, que superó los 10.700 puntos en la sesión, acabó subiendo solo hasta los 10.602 puntos, el 0,32%. De nuevo, muy rezagados.

El selectivo también está lastrado por la indefinición bajista en la que se mueven los dos grandes bancos. La acción del Santander, que anteayer cayó con fuerza al conocerse que su ejecutivo en el Reino Unido fichaba por Lloyd´s, se recuperó algo (0,44%). El BBVA, en cambio, sigue a la baja por la ampliación de capital para comprar el 24,9% de un banco turco (cae el 0,73%). Banesto recibió de buen grado (2,06%) que el Santander confirmara que no piensa venderlo. Y a Endesa le benefició (1,09%) la salida a bolsa de la filial de renovables que comparte con Enel.