En un nuevo ejemplo de la profundidad de la crisis ocasionada por el desplome de las hipotecas basura, JP Morgan anunció ayer que facilitará financiación al banco de inversión Bear Stearns durante un periodo de 28 días. Las regulaciones económicas de EEUU impiden a la Reserva Federal acudir de manera directa en ayuda de la entidad bancaria --especializada en el mercado hipotecario y muy importante en la emisión de deuda--, así que la entidad que dirige Ben Bernanke prestará dinero a JP Morgan, que a su vez se lo proporcionará a Bear Stearns.

DETERIORO DE LA LIQUIDEZ La liquidez de Bear Stearns "se había deteriorado de forma significativa en las últimas 24 horas", admitió en un comunicado su consejero delegado, Alan Schwartz, así que la entidad pidió ayuda a la Fed. En la operación de rescate para "recuperar la confianza del mercado", JP Morgan es un intermediario, y su papel no afectará a sus accionistas, según quiso destacar el segundo banco de EEUU. Wall Street reaccionó a la noticia con un desplome de Bear Stearns y una fuerte caída general.

Coincidiendo con esta mala noticia, el presidente de EEUU, George Bush, ofreció un discurso en el Club Económico de Nueva York. Allí, el presidente admitió que la economía atraviesa "tiempos difíciles", pero se mostró optimista a medio plazo y rechazó de nuevo una gran intervención pública en mercados como el de las hipotecas que, a su juicio, sería contraproducente a medio y largo plazo. Así, el presidente defendió su propuesta de devoluciones fiscales y el plan de su Administración que prevé nuevas regulaciones en el mercado financiero, sobre todo en las hipotecas.