Hay maneras de que un kilo pese solo 900 gramos sin que la báscula esté trucada. No es el consenso general de que una barra de pan de kilo no hace falta que llegue a los mil gramos. Nadie lo comprueba. Más bien es otra manipulación. El que pone el pie disimuladamente entre la plataforma y el soporte de la báscula en el mostrador de la aerolínea para que la maleta se quede en los 20 kilos justos. O quien deposita sin soltar el kilo de naranjas en la báscula del supermercado para que quede en 910 gramos en la etiqueta adhesiva. Pues eso es lo que insinuó ayer The Wall Street Journal sobre cómo se habían hecho las pruebas de esfuerzo máximo (stress test ) de los bancos europeos difundida el pasado mes de julio. Se dijo entonces que en graves condiciones adversas, la banca europea en general mantenía su solvencia.

No se dijo que en comparación con otros, para no ofender, pero se sobreentendía que ese test no la pasaba la banca norteamericana. Y ayer el muy conservador WSJ mordió la presa europea y encontró carne: puso en duda que las inversiones en deuda pública fueran solamente las declaradas y, por tanto, el riesgo era mayor del reconocido. Que sea cierto o no, poco importa en bolsa. Fue creíble y los índices se batieron en retroceso en Nueva York y en buena parte de Europa. Y cuanto más dudoso sea el país, como España, Irlanda o Grecia, mayor castigo a sus emisiones de deuda.

El Ibex perdió 143 puntos, el 1,35% y se quedó en 10.479. Todos los grandes valores bajaron: BBVA, el 2,17%; Banco Santander, el 1,67%; Repsol, el 1,59%; Iberdrola, el 1,3%, y Telefónica, el 1%. La mayor caída del Ibex correspondió a Bankinter, el 3,78%; Telecinco cedió el 3,03% tras varios días al alza; Iberdrola Renovables, el 2,94%; Banco Sabadell, el 2,8%; Abengoa, el 2,65%, y Banesto, el 2,44%.

En Europa, con el euro a 1,271 dólares, Milán bajó el 1,29%; París, el 1,11%; el índice Euro Stoxx 50, el 0,96%; Fráncfort, el 0,6%, y Londres, el 0,58%.