José María Aznar no defraudó ayer a sus seguidores. Su intervención, adelantada por la organización del congreso, en contra de la costumbre de dejarla para la clausura, se centró en advertir a su sucesor, Mariano Rajoy, de que no debe avergonzarse de su pasado. "Han querido que nos avergonzáramos". ¿De qué?, se preguntó Aznar varias veces, provocando el aplauso de los compromisarios. "No tenemos que avergonzarnos de nada. Al contrario. Si nos hubiéramos avergonzado, hoy estaríamos echando el cierre al Partido Popular", aseveró el expresidente del Gobierno, que, como Angel Acebes el viernes, no dejó margen alguno a la autocrítica.

ACOSO Y DERRIBO Aznar basó buena parte de su discurso en reivindicar sus ocho años en la Moncloa. O, lo que es lo mismo, a fijar el rumbo que debe seguir en adelante Rajoy, por quien mostró tan poco entusiasmo que apenas le citó. Solo lo hizo para subrayar la importante tarea que afronta --únicamente se refirió a la de dirigir el PP, no a la de aspirar a la Moncloa--, y para brindarle su "apoyo responsable". Nada más.

El expresidente sí elogió, por el contrario, la política de acoso y derribo contra José Luis Rodríguez Zapatero de la pasada legislatura y a sus principales adalides, Acebes y el exportavoz en el Congreso, Eduardo Zaplana. Al tiempo, se mostró muy crítico con Rajoy por las ausencias de María San Gil y José Antonio Ortega Lara, y señaló que sin ellos el PP "ni habría sobrevivido ni sería lo que es". El líder popular reiteró su compromiso con ambos y la necesidad de que sigan formado parte del partido. "Si no lo hiciera traicionaría toda mi vida política y no sería fiel a mí mismo", sentenció Aznar, enmudeciendo la sala del plenario.

Tras esta contundente acusación, el líder popular se dedicó a echar flores sobre su gestión, al tiempo que desgranaba críticas a decisiones de Rajoy. "He presidido este partido 15 años. Emprendí la mayor renovación del partido. Tuve el honor de gobernar España durante ocho años a los que me comprometí, y hoy mantengo mi convicción en un partido abierto, moderado, en el gran partido que es el PP".

Pero Aznar siguió insistiendo, ante la mirada de Rajoy, en los cambios que este está introduciendo en el partido, y se preguntó dos veces seguidas: "¿Qué sentido tiene renunciar a un proyecto de éxito y solvente como el nuestro?". El antiguo líder popular se refirió a las víctimas del terrorismo, y en concreto pronunció los nombres de Miguel Angel Blanco y Gregorio Ordóñez, para criticar la política antiterrorista del Gobierno socialista y consulta promovida por el lendakari Juan José Ibarretxe. Por eso avisó a Rajoy de que no va a permitir que la renovación modifique un ápice una política por la que muchos "compañeros han dado su vida". "Su ejemplo ha sido nuestra referencia moral", añadió Aznar.

Otro aspecto en el que el dirigente popular puso énfasis fue en el modelo autonómico. "Nosotros nunca nos hemos movido en la periferia de la Constitución", señaló, "no queremos una confederación disimulada en la que el Estado sea incapaz de cumplir con sus responsabilidades", concluyó. Para el presidente de honor del PP, el Estado de las autonomías está "culminado", y más allá de él "se niega lo común a todos los españoles".